jueves, 19 de septiembre de 2019

Un fontanero casi se declara en bancarrota tras no cobrar a más 3.000 ancianos con pocos recursos

Lancashire, Reino Unido,19 sep 2019,rt.com


El hombre se hizo famoso tras viralizarse una factura de cero libras que entregó a una anciana de 91 años con leucemia después de ponerle una caldera nueva.

Un fontanero de 52 años llamado James Anderson estuvo al borde de la bancarrota tras realizar más de 3.000 trabajos sin coste alguno para ancianos con pocos recursos o gente vulnerable en Burnley (Lancashire, Reino Unido), informan medios locales.

La generosidad del hombre saltó a los medios a principios de esta semana, después de que se hiciera viral la fotografía de una factura de cero libras que le hizo a una anciana de 91 años a la que instaló una nueva caldera.

"Estaba a punto de derrumbarse todo, pero decidí continuar con la lucha", asegura Anderson, que dirige una empresa de fontanería sin ánimo de lucro. "Me encantaría que hubiera una línea de ayuda a la que cualquier persona mayor de 65 años o discapacitada pudiera llamar y recibir fontanería gratuita", explica el hombre. Asimismo, expresó el deseo de que su compañía sea estatal o reciba algún tipo de financiación del Gobierno.

Trabajo altruista
La factura que hizo famoso a Anderson decía lo siguiente: "Llamada por caldera de alta presión y dos fugas… la mujer tiene 91 años y una leucemia aguda […] Sin coste para esta dama bajo ninguna circunstancia. Estaremos disponibles las 24 horas para ayudarla y mantenerla lo más cómoda posible".

Anderson explicó que acudió al lugar después de que la hija de la mujer comunicara que su madre estaba sin agua caliente. "Mientras esté con nosotros recibirá servicios de calefacción y fontanería gratuitos de por vida", prometió el hombre, que describió a su cliente como "una mujer encantadora".

El fontanero explica que se animó a desarrollar su actividad altruista después de revisar la caldera de un anciano. El hombre le había pedido una segunda opinión después de que otro fontanero le pidiera más de 6.800 dólares por una nueva. Tras revisar la instalación advirtió que solo necesitaba ser reparada. "Me di cuenta de que muchas personas, ancianos y discapacitados, están siendo estafados", cuenta Anderson, que desde ese momento pensó que debía hacer lo que estuviera en sus manos para ayudar a estas personas.

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