La mayoría de los musulmanes que viven en Santiago proceden de la zona del Magreb, aunque antes de la Guerra del Golfo los principales lugares de origen eran Siria, Palestina o Jordania. «Ahora, siete de cada diez musulmanes provienen de zonas como Marruecos o Egipto», apuntan los responsables de la mezquita de la avenida de Lugo.
Esta última es la generación más joven, la tercera ya asentada en la capital. El problema, apuntan, es que la primera en llegar ya ronda los setenta años, y por eso su preocupación no hace sino acrecentarse. «Los hijos de estas personas», comenta Samir Sami, «desean quedarse aquí, tener a sus muertos cerca, y enterrados bajo sus preceptos religiosos».
El responsable de la mezquita está dispuesto, junto con su comunidad, a hacerse cargo de cualquier terreno que les cedan, y lamenta que, teniendo la nacionalidad española, todavía no se les haya concedido algo tan fundamental. «Trabajamos aquí, pagamos nuestros impuestos, y deberíamos tener derecho a un cementerio. Somos musulmanes gallegos ya asentados, no inmigrantes recién llegados», concluye Samir.
A pesar de lo que se pueda pensar, este tipo de cementerios pueden adaptarse a las condiciones sanitarias españolas, y hay varios ya instalados en el país. El contacto directo con la tierra responde a la creencia de que es en ella donde se completa el ciclo vital del hombre, su «morada natural».
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Esta última es la generación más joven, la tercera ya asentada en la capital. El problema, apuntan, es que la primera en llegar ya ronda los setenta años, y por eso su preocupación no hace sino acrecentarse. «Los hijos de estas personas», comenta Samir Sami, «desean quedarse aquí, tener a sus muertos cerca, y enterrados bajo sus preceptos religiosos».
El responsable de la mezquita está dispuesto, junto con su comunidad, a hacerse cargo de cualquier terreno que les cedan, y lamenta que, teniendo la nacionalidad española, todavía no se les haya concedido algo tan fundamental. «Trabajamos aquí, pagamos nuestros impuestos, y deberíamos tener derecho a un cementerio. Somos musulmanes gallegos ya asentados, no inmigrantes recién llegados», concluye Samir.
A pesar de lo que se pueda pensar, este tipo de cementerios pueden adaptarse a las condiciones sanitarias españolas, y hay varios ya instalados en el país. El contacto directo con la tierra responde a la creencia de que es en ella donde se completa el ciclo vital del hombre, su «morada natural».
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