El momento cumbre es el sacrificio del cordero mientras se grita «En nombre de Dios».
Los musulmanes de la Isla también celebran el Eid Al-khabir o la Fiesta del Cordero, su segunda gran efeméride
A tenor de las frías imágenes, parece una orgía de sangre y muerte, pero nada más lejos de la realidad. La Menorca musulmana celebró el viernes el Eid al-Kabir o Fiesta del Cordero, entre respetuosa devoción, íntegras oraciones y el espíritu festivo de las grandes ocasiones.
Varias decenas de fieles se reunieron en la mezquita de Ciutadella al despuntar el alba, para luego dirigirse a un 'hortal' de las afueras y sacrificar corderos en nombre del todopoderoso Allah. Tras ello, hombres y mujeres regresaron a sus casas para asar las partes de la bestia y comerlas, acompañadas de dulces y té caliente. La celebración se está prolongando todo el fin de semana: no en vano es el evento más similar a la Navidad que conmemora la comunidad islámica.
El momento más espectacular de la fiesta fue el sacrificio de los terneros del viernes. Este periódico fue testigo de como los devotos, ataviados con sus mejores ropas, daban muerte al animal con un cuchillo. Para ello lo orientaban a La Meca -el sureste menorquín- y gritaban «Bismhillashi» al cielo, equivalente a «En nombre de Dios».
Los encargados de hacerlo eran los mayores de edad casados -los niños estaban en 'el cole'- con posibilidad económica según ellos de «comprar la pequeña oveja».
Tras el sacrificio, un experimentado matarife hinchó los animales a pleno pulmón y los desolló. La piel se aprovechó para hacer moquetas, la carne, para compañar el «cus-cús», con las patas hicieron «pinchitos» y con la cabeza, sabrosos estofados.
En total, un tercio de cada cordero se lo quedó cada hogar, un tercio se repartió entre los familiares y otra tercera parte se entregó a los pobres.
La festividad de Eid al-Kabir o Eid al-Adha es tiempo también para perdonar afrentas a los vecinos: un apretón de manos es suficiente. Y Los presentes -mayoría magrebí, presencia palestina- así lo hicieron. Una corriente de júbilo recorría sus espinazos: lejos de sus hogares también estaban de fiesta.
Varios de los presentes aseguraron a este periódico que «algún día, si nos lo podemos permitir, peregrinaremos a la Ciudad Santa». Precisamente, las imágenes de La Meca -en Arabia Saudí- a rebosar de fieles que estos días han aparecido en televisión se han referido a esta festividad. Manda la tradición que los devotos deben dar siete vueltas a la Kaaba, el templo más sagrado del Islam, antes de ascender al monte Arafat vestidos de riguroso blanco. «Lo hacemos en honor a Ismael, hijo del profeta Ibrahim, que iba debía sacrificar a su hijo en nombre de Allah en la cima. Finalmente, el todopoderoso se apiadó de él y cambió a su retoño por un animal».
El descenso a la sagrada loma se corona con otras siete vueltas al templo y el lanzamiento de 28 piedras a tres dólmenes que representan a Satanás. Acaba así uno de los cinco actos del Islam -los llamados 'pilares'- que también conforman el rezo, el Ramadán o ayuno, la profesión de la fe y la limosna.
La festividad se celebra en el noveno mes del calendario lunar musulmán, exactamente dos meses y diez días después del Ramadán, la primera gran conmemoración de la que también fue testigo Ultima Hora Menorca en la Isla.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Los musulmanes de la Isla también celebran el Eid Al-khabir o la Fiesta del Cordero, su segunda gran efeméride
A tenor de las frías imágenes, parece una orgía de sangre y muerte, pero nada más lejos de la realidad. La Menorca musulmana celebró el viernes el Eid al-Kabir o Fiesta del Cordero, entre respetuosa devoción, íntegras oraciones y el espíritu festivo de las grandes ocasiones.
Varias decenas de fieles se reunieron en la mezquita de Ciutadella al despuntar el alba, para luego dirigirse a un 'hortal' de las afueras y sacrificar corderos en nombre del todopoderoso Allah. Tras ello, hombres y mujeres regresaron a sus casas para asar las partes de la bestia y comerlas, acompañadas de dulces y té caliente. La celebración se está prolongando todo el fin de semana: no en vano es el evento más similar a la Navidad que conmemora la comunidad islámica.
El momento más espectacular de la fiesta fue el sacrificio de los terneros del viernes. Este periódico fue testigo de como los devotos, ataviados con sus mejores ropas, daban muerte al animal con un cuchillo. Para ello lo orientaban a La Meca -el sureste menorquín- y gritaban «Bismhillashi» al cielo, equivalente a «En nombre de Dios».
Los encargados de hacerlo eran los mayores de edad casados -los niños estaban en 'el cole'- con posibilidad económica según ellos de «comprar la pequeña oveja».
Tras el sacrificio, un experimentado matarife hinchó los animales a pleno pulmón y los desolló. La piel se aprovechó para hacer moquetas, la carne, para compañar el «cus-cús», con las patas hicieron «pinchitos» y con la cabeza, sabrosos estofados.
En total, un tercio de cada cordero se lo quedó cada hogar, un tercio se repartió entre los familiares y otra tercera parte se entregó a los pobres.
La festividad de Eid al-Kabir o Eid al-Adha es tiempo también para perdonar afrentas a los vecinos: un apretón de manos es suficiente. Y Los presentes -mayoría magrebí, presencia palestina- así lo hicieron. Una corriente de júbilo recorría sus espinazos: lejos de sus hogares también estaban de fiesta.
Varios de los presentes aseguraron a este periódico que «algún día, si nos lo podemos permitir, peregrinaremos a la Ciudad Santa». Precisamente, las imágenes de La Meca -en Arabia Saudí- a rebosar de fieles que estos días han aparecido en televisión se han referido a esta festividad. Manda la tradición que los devotos deben dar siete vueltas a la Kaaba, el templo más sagrado del Islam, antes de ascender al monte Arafat vestidos de riguroso blanco. «Lo hacemos en honor a Ismael, hijo del profeta Ibrahim, que iba debía sacrificar a su hijo en nombre de Allah en la cima. Finalmente, el todopoderoso se apiadó de él y cambió a su retoño por un animal».
El descenso a la sagrada loma se corona con otras siete vueltas al templo y el lanzamiento de 28 piedras a tres dólmenes que representan a Satanás. Acaba así uno de los cinco actos del Islam -los llamados 'pilares'- que también conforman el rezo, el Ramadán o ayuno, la profesión de la fe y la limosna.
La festividad se celebra en el noveno mes del calendario lunar musulmán, exactamente dos meses y diez días después del Ramadán, la primera gran conmemoración de la que también fue testigo Ultima Hora Menorca en la Isla.
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