La crisis que empezó a azotar el mundo en 2008 no solo ha trastornado el escenario en el que nos movíamos, sino la obra que sobre él representábamos. Además, ahora el escenario y la obra interactúan de forma constante mientras se mueven y se transfieren modificaciones sin cesar, que a su vez introducen nuevos cambios. Nada o casi nada es como que era. El juego cambia mientras se juega y también las reglas. Para abordar esa situación, que ha llenado el presente y el futuro de dilemas e incertidumbres sociales, EL PAÍS y la UAM han organizado el foro Sociedad civil y cambio global, unas jornadas iniciadas este martes y que se desarrollan hasta el jueves en la Facultad de Derecho de este campus.
IDEAS Y CREENCIAS
Tras el diálogo de la mañana, el foro ha abordado las principales claves del Informe Cáritas, dentro del apartado Ideas y Creencias, que ha abordado la creciente complejidad y pluralismo de las sociedades desde el punto de vista de las comunidades religiosas. El presidente de Cáritas España, Rafael del Río, y Francisco Lorenzo, secretario de la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada), han desmenuzado las entrañas de este documento que este año lleva por título Exclusión social y recuperación económica.
Del Río recurrió a una reflexión del Papa sobre “el descarte social”: los parados, que ha generado una economía basada en la especulación, y los inmigrantes, valorados con mentalidad mercantilista reclamados a gritos cuando eran necesarios y despreciados cuando han dejado de serlo. "La pobreza y la exclusión son los principales desafíos a los que se enfrenta la Unión Europea". Diagnosticó.
En la memoria de Cáritas se puede apreciar una cierta mejoría respecto a los años anteriores, ha revelado. "Nuestra sociedad ha sido más generosa y han aumentado los voluntarios", ha explicado. Con todo, usando palabras del Papa, ha advertido que "nadie puede limitarse a ser un espectador y un mero observador". “Ante una creciente radicalización y politización el diálogo es lo que se espera de nosotros”, ha urgido.
El secretario de FOESSA, por su parte, ha recurrido a una metáfora para profundizar en la respuesta a la pregunta de si estamos al final de la crisis. Haciendo una trasposición entre la crisis y un terremoto, llamó la atención sobre las personas que están debajo de los escombros. Se preguntó si la crisis es algo casual como los terremotos, o si podemos estar viviendo encima de una falla y puede haber más terremotos. También se preguntó si tras los temblores y las réplicas salimos más preparados o no.
El sociólogo aseguró que todavía son muchas las personas que viven bajo los escombros a tenor de los datos del paro (21% de tasa) o del paro de larga duración (43,5%). Y llamó la atención sobre el dato de que solo un tercio de la población no está afectado por los indicadores de exclusión social.
Lorenzo remarcó que los riesgos estructurales continúan hoy. La riqueza sigue sin distribuirse, se genera empleo precario y dos de cada tres personas que están en exclusión social vienen de la época en la que nos decían que estábamos “en la ‘Champions League’ de la economía”. “Los más pobres son los que más han resultado afectados por la crisis”, razonó. Y lanzó una seria advertencia: “Estamos volviendo a levantar edificios encima de la misma falla”.
El último acto de este martes ha sido la mesa redonda Organización de las sociedades. Identidad social e integración, en la que han participado Riay Tatary, presidente de la Comisión Islámica de España; Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España; Mariano Blázquez, secretario general de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España y Rafael del Río, presidente de Cáritas. Moderaba el debate Javier Moreno, director editorial de PRISA.
Todos los representantes de las comunidades religiosas abogaron por la educación y el respeto al otro como la clave de la convivencia.
Riay Tatary se refirió a la mezquita como aglutinante de la comunidad musulmana en España, donde hay 1.500 comunidades registradas. Destacó "la gran capacidad de adaptación de los musulmanes" al país en el que viven y que "consideran su patria". "Poco a poco se están integrando", afirmó, aunque contrapuso que "la integración es cuestión de dos".
El representante de la comunidad judía, Querub, definió a los judíos como una minoría exigua que en España supone menos de 100.000 personas. "Nos sentimos bien y perfectamente integrados desde la Constitución de 1978", reconoció, aunque señaló que "no siempre fue así". "El advenimiento de la democracia supuso un cambio radical", celebró.
Mariano Blázquez se refirió a los protestantes como "una minoría soterrada en la sociedad". Repasó los problemas de existencia en España ante la supremacía jurídica de la Iglesia católica, algo que no acabó con la Constitución del 78, según relató. "No hay un estatus jurídico igualitario para todas las religiones", lamentó. Con todo, reconoció que en la etapa de la democracia es en la que mejor han podido funcionar.
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