sábado, 12 de septiembre de 2009

Enseñar a 'pescar' a los musulmanes para integrarse en una sociedad plural

Valencia, 12/09/2009,elmundo.es,Iván Pérez.

María José Agües junto a su marido con la mezquita de Valencia al fondo | Vicent Bosch.

* María José Agües lidera una ONG que busca la integración de este colectivo
* De padres católicos, pasó a ser atea antes de convertirse en musulmana
* Llum de Llar ofrece ayuda a las familias musulmanas que viven en Valencia

Son españolas, musulmanas y hermanas en su cruzada por crear una red de apoyo al voluntariado social en torno a las familias inmigrantes que tienen el Islam como denominador común. No son excluyentes, aunque pretenden aprovechar sus conocimientos del credo del profeta Muhammad, esa doctrina que no es sólo religión, sino filosofía y una forma de vida.

Lideradas por María José Agües, una valenciana nacida hace 47 años en el barrio de Xerea -antiguo Sant Bult-, musulmana desde hace un lustro, las voluntarias y voluntarios -alguno hay- de la asociación Llum de Llar tienden un puente entre culturas, ofreciendo ayuda a las familias musulmanas que se establecen en Valencia, en especial a mujeres y menores.

'El mejor de vosotros es el que más cuide a su mujer', venía a decir el profeta, y esto es lo que pretenden desde Llum de Llar, "potenciar el papel de la mujer en la familia incorporándola a la sociedad" y derribando barreras como puede ser el idioma. "Los hombres lo tienen más fácil porque aprenden el idioma trabajando, pero muchas mujeres se encierran en su círculo y tienen problemas de integración", explica María José.

En Llum de Llar tienen claro que "los musulmanes tienen cabida como ciudadanos de pleno derecho en esta sociedad plural", aunque su intención es "enseñarles a pescar, no darles el pez". Entre las tareas que viene desarrollando el colectivo desde su puesta en marcha en mayo de este año -la asociación se encuentra en período de registro- están la enseñanza del castellano, el asesoramiento para tramitar permisos y demás documentos de residencia, las prácticas con webs informativas como la del Servef, la elaboración de curriculums y el acompañamiento a distintos organismos públicos, amén de las visitas a enfermos, las actividades lúdicas y festivas y demás encuentros sociales.

También realizan labores de apoyo moral y religioso a menores musulmanes en los centros de acogida de la Generalitat. "Mientras conserven los valores morales intactos serán hombres de provecho", asegura Agües, cuya intención es acercarlos a la mezquita para ayudarles y ofrecerles una red social, sobre la base de que el modelo de integración en la sociedad valenciana pasa por "un toma y daca intercultural en el que yo aporto y tú aportas".
El Islam, una forma de vida

María José Agües huye de los estereotipos sobre los musulmanes. Nada de machismo -el profeta cosía su ropa y barría su casa-, ni de radicalismos, el Islam "es una norma general que siempre da opciones y facilidades". ¿Y el velo? Lo utiliza sólo para ir a la mezquita, "por respeto". "Todo está escrito, desde que te levantas hasta que te acuestas, desde que naces hasta que mueres, aunque mucha gente olvida las lecciones del profeta con la escala de materialismo y el estrés del día a día", añade.

En ese mar de individualismo, María José y sus 'hermanas' buscan voluntarios musulmanes que ayuden a otros musulmanes, que pongan un plato de comida en la mesa para cosechar bendiciones y que sigan la doctrina de Mahoma: 'una mano lava la otra'. "Somos animales sociales", resume el alma mater de Llum de Llar.

Cuando millones de personas no tienen "nada que echarse a la boca ni un grifo de agua que abrir para beber", aplicar la autodisciplina durante un mes es un "pequeño sacrificio" en una sociedad repleta de "necesidades y carencias". De esta forma define María José el Ramadán, que "sólo se pone en práctica si la persona está sana". Hay excepciones para personas enfermas, niños, adultos con problemas de salud incluso mujeres con el período. "El radicalismo está fuera del Islam", sentencia.
De padres católicos

María José nació en una casa ubicada frente al Gremio de Horneros de Valencia, en el seno de una familia católica. En tiempos de la dictadura, "si pasabas por delante del cura y no le saludabas salías en los papeles", ironiza. Creció con sus dudas a cerca de la religión que profesaban sus padres y acabó haciéndose atea, desde la adolescencia hasta que cumplió los 30 años.

Esta ciudadana del mundo, comprometida y viajera, conoció a su primer marido en Ginebra y se casó con él en Alemania, donde halló más similitudes con las costumbres de los amigos sirios de su esposo que con los europeos que habitaban aquel lugar "frío, extraño y diferente".

Pronto le atrajo el sentido de la familia y la unidad del Islam, empezó a estudiar la religión musulmana y acordó con su marido que formarían a sus hijos bajo las lecciones del profeta. "Veía la luz para los demás pero no la apreciaba dentro de mí", hasta que se divorció de su marido tras 12 años de unión y se aferró al Islam para empezar de nuevo.

Tras regresar con sus hijos a Valencia en el año 2000 y colaborar como voluntaria en la mezquita, María José Agües comenzó a plantearse la idea de ayudar a los desprotegidos desde su propia asociación. De no haber nacido Llum de Llar, le habría estallado la cabeza.

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