domingo, 13 de septiembre de 2009

Ramadán o "Tiempo de Felicidad"

Las Palmas,13/09/09,eldia.es


EN LAS ISLAS pueden haber entre cincuenta mil y setenta mil ciudadanos canario-musulmanes, quizás más cerca de la segunda cifra que de la primera. Los aproximadamente un millón de seguidores de Alá que se calcula viven en todo el Estado, así como los musulmanes de todo el planeta, siguiendo las instrucciones del profeta Mahoma, inician el ayuno del mes de Ramadán, uno de los cinco pilares en los que se basa el Islam, y que se desarrolla en el noveno mes de su calendario lunar. Según los datos ofrecidos por el profesor de Sociología de la Universidad de La Laguna D. José Abu-Tarbush, "Canarias cuenta con la comunidad islámica más antigua de toda España y probablemente de Europa occidental". Él tiene que saber por qué.

Hay que entender que se trata de una religión monoteísta que, con todas sus particularidades, es parecida relativamente, en origen y quinientos años más tarde, a la cristiana -Abraam es su primer profeta-; el Islam, dividida fundamentalmente en varias corrientes (sunies, chiitas?), con un porcentaje de implantación en el globo de alrededor del 20% (in crescendo), cuando el cristianismo (también in crescendo), con porcentajes que pueden oscilar en torno al 35% cuenta asimismo con diferentes corrientes (católicos, protestantes, ortodoxos?).

A lo largo de los siglos anteriores (aún quedan rescoldos encendidos de las guerras religiosas), ambos accesos al cielo o a la divinidad han estado enfrentados por el predominio físico en la tierra. Herejes, infieles? parece que el siglo XXI quiere acabar definitivamente con esta aberración y poner las cosas en su sitio, dejando a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. La sociedad canaria, mayoritariamente cristiana, es católica, apostólica y romana, significando ello el encauzamiento hacia unas sustancias, ritos y formas que normalmente por los condicionamientos históricos de expansión del Islam han hecho ver con recelo a los seguidores de esta otra fe. La cultura del respeto y la convivencia, como no podía ser de otra manera estando el pueblo canario de por medio, se impone en este grupo humano de 2,2 millones de personas abiertas al mundo, cada uno de su padre y de su madre, que piensan y sienten como les da la gana. Por eso mismo, forjados en siete y en la diferencia, Canarias debe ser menos dependiente.

Y a esta gente le da ahora por no comer, "Tiempo de Felicidad", con que califican la festividad del Ramadán iniciada recientemente. Los meses, para ellos, comienzan cuando es visible el primer cuarto creciente después de la luna nueva, es decir, un par de días tras la que se produjo el fin de semana anterior. El año es once días más corto que en el calendario solar, por lo que las fechas no coinciden todos los años con las del calendario gregoriano o solar, que es el nuestro y universal, dando la impresión de que se desplaza sobre el año cristiano.

Los creyentes del Archipiélago celebran la tradicional fiesta en la que se ayuna a diario desde que sale el sol hasta que se pone. Durante veintinueve días cumplirán a rajatabla el precepto religioso que les hace estar "más cerca de Alá".

"Si supiera la gente lo que hay de bueno en el Ramadán, desearía que el año entero lo fuera", dice Mohamed Mahmoud Saleh, director del centro islámico Mezquita del Rey Khaled, que añade -tomando las palabras del profeta Mahoma- que tras el ayuno diario que impone la festividad hay tiempo para todo. "Para comer, para tener relaciones carnales...". Menos mal, aunque sea por la noche.

El término se utiliza en castellano para definir la abstinencia corporal que facilita la meditación, pero en realidad es el noveno mes del calendario. Como si dijéramos septiembre, pa´entendernos.

Lo peor, ya digo, según la idea que se puede formar un no creyente, es la abstinencia total de todo aquello que rompe el ayuno (bebida, comida o relaciones carnales, incluso de fumar o perfumarse) desde el alba hasta la puesta del sol. Ni desayuno, ni cortado, ni la cervecita, ni el aperitivo, ni el almuerzo, ni el té con pastas, ni la merienda? Para compensar, sí que te inflas, después, en la cena y en las magdalenas mojadas en leche, por ejemplo. O simplemente mojando a Magdalena, pero cuidadito, que tiene que oscurecer.

Acaba cuando lo decide el responsable de la mezquita más próxima.

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