Mirshad Ghalip habla sobre la detención de su madre en la región autónoma de Sinkiang. Captura de pantalla de un video de YouTube que se publicó el 25 de marzo de 2019.
¿Puede esta bibliotecaria jubilada representar una amenaza para el estado chino?
Mirshad Ghalip de origen uigur nacido en China, ha filmado un emocionante video para salvar a su madre, Zumret Awut, de 58 años, que se encuentra encerrada en lo él denomina un “campo de concentración” chino.
Ghalip cree que Zumret Awut se encuentra entre los más de un millón de prisioneros atrapados en el sistema distópico chino para la “reeducación” en Sinkiang. No obstante, admite que no tiene la certeza de que su madre se encuentre con vida.
Su madre fue internada en el sistema en 2017, el mismo año en que comenzaron a ponerse en marcha estrictos controles sobre la población en todo Sinkiang bajo el liderazgo de Chen Quanguo, jefe del partido comunista regional.
China ha descrito los “centros vocacionales y educativos” de Sinkiang como de asistencia voluntaria, con el fin de combatir el separatismo y el radicalismo religioso.
El conmovedor testimonio de Mirshad Ghalip da cuenta de que cualquiera puede terminar en estos centros, aún quienes nunca han estado bajo sospecha del Estado. Para ser considerado candidato para recibir la “reeducación” solo basta con tener vínculos con países extranjeros: tanto Mirshad Ghalip como su hermana estudian en el exterior.
Se estima que la mayoría de los habitantes en los centros de reclusión chinos son de origen uigur, la etnia más numerosa en la región luego de la han. Sin embargo, hasta hace poco, eran varios los uigures fuera de China que no querían hablar sobre lo que padecen sus familiares en Sinkiang.
Los kazajos, la segunda etnia no han más numerosa, se han beneficiado con cobertura más resonante y mejor organizada gracias al trabajo de los activistas en Kazajistán, país vecino de China en la región central asiática.
La campaña #MetooUyghur contribuyó de manera sustancial en el cambio de este gran silencio uigur que, según explica Ghalip, “es exactamente lo que quiere el Partido Comunista chino”.
Así y todo, los uigures y otras personas pertenecientes a grupos mayoritariamente musulmanes de la región siguen expresando su descontento con las débiles medidas diplomáticas para solucionar la situación en Sinkiang.
Para poner de manifesto el alcance que tiene la influencia económica china en gran parte del mundo, la Organización de Cooperación Islámica, organismo conformado por 57 estados musulmanes, afirmó que “elogia el trabajo de la República Popular de China en el cuidado de los ciudadanos musulmanes” como parte de una resolución adoptada durante una reunión de ministros del Exterior en marzo.
Las dinámicas diplomáticas de esta naturaleza dejan a Mirshad Ghalip y a otros en su misma situación sin más opción que salir a hablar más fuerte que nunca, así como hacer campañas más duras para conseguir la liberación de sus seres queridos.
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