Autor del ataque en Nueva Zelanda fue denunciado por amenazas en 2016 EFE
El racismo y la intolerancia religiosa perviven latentes en nuestra sociedad. Se palpa cada vez que un colectivo musulmán quiere abrir una mezquita. En la Región de Murcia tenemos recientes ejemplos
Los ideólogos de los atentados terroristas que probablemente vayamos a sufrir en los próximos años no están ni en montañas lejanas ni en desiertos remotos. Seguramente tampoco en barrios populares con alto porcentaje de población de origen extranjero. Es más fácil que se encuentren en platós de la TDT ultra.
El nuevo terrorismo es blanco y está en auge. La salvaje matanza de fieles musulmanes en Nueva Zelanda no es un caso aislado. El asesino estaba emulando a Breivik, homenajeando a otros criminales neonazis como el soldado del Ejército de Tierra Josué Estébanez y tenía muy claro su objetivo al grabar y retransmitir el atentado: que otros repliquen su 'modus operandi’.
La masacre, reproducida sin escrúpulos por las televisiones, no generaba empatía. ¿Nos podría pasar a nosotros? No porque no frecuentamos mezquitas. Sin embargo sí empatizamos con las víctimas del terrorismo en países y ciudades que jamás visitaremos. Son blancas y culturalmente cristianas, como nosotros.
Como acertó a señalar en Twitter el concejal de Cambiemos Murcia Nacho Tornel, al Ayuntamiento y al resto de administraciones se les olvidó convocar concentraciones de condena, como es habitual cuando se produce una matanza terrorista en un país occidental y las víctimas son cristianas, tras el atentado contra los fieles de una mezquita en Nueva Zelanda.
El racismo y la intolerancia religiosa perviven latentes en nuestra sociedad. Se palpa cada vez que un colectivo musulmán quiere abrir una mezquita. En la Región de Murcia tenemos recientes ejemplos.
El caldo de cultivo para que se extienda la criminalidad de extrema derecha es evidente. Se han volatizado muchos tabúes. Trump recibe con honores al presidente filipino, que se jacta de haber ejecutado personalmente asesinatos extrajudiciales. Bolsonaro gobierna en Brasil rindiendo homenaje a la dictadura militar y recompensando a familiares de matones de izquierdistas.
La violencia empieza a estar bien vista. De ahí que Vox proponga recompensar a los pistoleros que ajusticien a presuntos ladrones, sin que tengan que demostrar proporcionalidad en el uso de la fuerza. Lo dicen porque es popular, como refleja la película 'El interrogatorio de Tony Martin', disponible en Filmin.
Debemos reaccionar y prepararnos para evitar este nuevo fenómeno terrorista, pero se da la paradoja de que los expertos antiterroristas de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado tienen entre sus compañeros a muchos radicales con acceso legal a las armas y, por tanto, potencialmente peligrosos.
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