La parte invisible de nuestro satélite está protegida del ruido terrestre, lo que podría ayudar a observar radioemisiones de baja frecuencia imposibles de detectar en nuestro planeta.
Llamar 'oscuro' al lado de la Luna invisible desde la Tierra no estaría justificado, afirma el director del Planetario Arne Slettebak de la Universidad Estatal de Ohio, Wayne Schlingman, en un artículo publicado esta semana en el sitio web The Conversation. El científico asegura que el adjetivo que mejor describe a la cara oculta de nuestro satélite es 'silencioso', específicamente en lo que se refiere a las ondas de radiofrecuencia, lo cual ofrece muchas oportunidades para la ciencia.
Observada desde cualquier lugar de nuestro planeta, la esfera plateada de la Luna hoy en día no difiere mucho de cómo la veían nuestros antepasados hace siglos o milenios. Lo mismo puede decirse, aunque con otra escala en el tiempo, de la cara oculta de nuestro satélite, ya que esa región era igual durante las recientes misiones de la NASA que en 1959, cuando una nave soviética la orbitó por primera vez.
El científico recuerda que la Tierra y su satélite natural ejercen mutuamente una importante fuerza gravitatoria que desacelera la rotación de ambos cuerpos. Esta influencia hizo que, unos 100 millones de años después de la formación de nuestro Sistema Solar, la rotación de la Luna y su período orbital se sincronizaran, de manera que actualmente nuestro satélite tarda 28 días en concluir el movimiento de rotación alrededor de su propio eje, exactamente los mismos que dura su viaje alrededor de la Tierra.
La cara oculta de la Luna es peor conocida, pero Schlingman insiste en que no es correcto llamarla el 'lado oscuro'. La razón es que ambos lados experimentan el día y la noche, igual que la Tierra, aunque un día lunar dura aproximadamente dos semanas terrestres. Ambas mitades de la Luna, además, tienen cantidades iguales de día y de noche a lo largo del mes.
En espera de una señal débil del universo
Gracias a los satélites modernos, los astrónomos han podido mapear completamente la superficie lunar, y la misión china Chang'e 4, la primera expedición que ha alunizado en el lado oculto de nuestro satélite, actualmente está explorando el cráter de Aitken.
Los investigadores esperan que el todoterreno de la expedición china ayude a responder preguntas sobre las características de la superficie y la posibilidad de cultivar algún tipo de vida en el suelo lunar. La recientemente fracasada misión israelí Beresheet también buscó alunizar en el lado lejano del satélite, pero se estrelló contra su superficie.
Si esa mitad de la Luna es efectivamente 'oscura' en algún sentido, sería por ser menos alcanzable para las ondas en radiofrecuencias que 'contaminan' el ambiente del lado próximo. Según el investigador estadounidense, estar protegida de los efectos de la civilización implica una ventaja, ya que permitiría a los investigadores medir señales débiles del universo que en el lado más próximo a nuestro planeta quedan ahogadas por los ruidos de origen humano.
La Chang'e 4, por ejemplo, podrá observar la radioemisión de baja frecuencia proveniente del Sol o más allá que es imposible detectar aquí en la Tierra debido a ruidos fruto de la actividad humana, como las ondas de radio y televisión y otras señales de comunicación. Parte de la radio de baja frecuencia se remonta a las primeras estrellas y los primeros agujeros negros, y la capacidad de percibirlas promete a los astrónomos una mejor comprensión de cómo comenzó a formarse el universo.
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