Ceuta,01/02/2018,islamedia, Nabila Abdelkader
Vuelvo la vista atrás y todavía recuerdo la habitación donde hacía una de mis más repetidas súplicas….”Oh, Al-lah ayúdame a acabar mi carrera universitaria, y te prometo que después dedicaré más tiempo a conocer mejor mi Religión”.
Era una estudiante de Biología en la ciudad de Granada. Con mucho esfuerzo de mi familia y las becas que proporcionaba el Estado Español, pude cumplir una de las etapas importantes de mi vida. Veía la ilusión, en el brillo de los ojos de mis padres, cuando ante cualquier tertulia entre familiares y amigos decían: “ pues mi niña ya está casi acabando su carrera”.
Creo que ese fue el impulso que me hizo estudiar siempre, el que mis padres se sintieran orgullosos de mí.
Al volver a Ceuta, con mi titulación y mi sonrisa, empezaba la tarea de entrega de currículums en diferentes instituciones. Además me matriculé en la Facultad para realizar el CAP(Certificado de aptitud pedagógica).
Un día recibí una carta del INEM donde se me informaba de la reciente apertura de una bolsa de empleo para la contratación de profesores para impartir la enseñanza religiosa islámica en los centros de primaria. Ahí empezó un duro trabajo en equipo donde Currículum en mano (Según BOE, acuerdo de cooperación entre Comunidad Islámica y Estado, de 1992) un grupo de profesores nos pusimos a elaborar cuidadosamente todo el material, adaptar textos y contenidos para el trabajo de aula con los alumnos. El CPR (centro de profesores y recursos) se convertía en nuestro lugar de reunión y formación. Pues todo profesor debe ser a la vez alumno también.
Pese a que muchos son los que están en contra, pienso que el incluir la religión islámica en el currículo de la escuela, dentro del Estado Español ha sido todo un acierto y muy beneficioso para nuestra comunidad y el conjunto del país.
Con esto, no es que quiera atribuir un mérito especial a este hecho en particular sino que muchas han sido las herramientas que han hecho posible que se supere un estancamiento de estudiantes pertenecientes a la comunidad musulmana en Ceuta en cuanto a cifras de abandono escolar, se refiere. Es obvio que en la vida de los jóvenes hay muchos factores que les afectan. Hay momentos en que la toma de decisiones depende mucho del entorno y las aspiraciones de quienes están más próximos a ti.
Digo esto, porque en nuestra ciudad, afortunadamente hoy a nivel de formación hay que resaltar una mejora evidente, aunque aún queda mucho por conseguir. Animo a las Instituciones que tienen acceso a datos objetivos a que puedan estadísticamente hacer una comparativa y corroborar, o no, esta intuición mía.
Cada vez que se publicaba el informe PISA y no sé si alguno más, aunque pretendiendo ser políticamente correctos , en algunas columnas de opinión se hacía entender que en Ceuta la cifra de abandono y fracaso escolar tenía que ver con esa parte de la ciudad, que forma casi el 50% de la población, cuya lengua materna no era el castellano.
Lo cierto es que a la generación de los 70 no nos fue mal en cuanto a finalizar los estudios preuniversitarios, el entonces llamado COU. Fuimos muchos los que con éxito superamos esta etapa. Pero, la generación posterior la de aquellos nacidos en los 80 lo tuvo más difícil.
Tenían que competir con la tentación del dinero fácil, aunque peligroso. Los chavales de más de 15 años escuchaban que fulanito o menganito había conseguido mucho dinero en una sola noche. Esto hizo mucho daño a los jóvenes. Las chicas por otro lado querían vivir el cuento de hadas junto a aquél príncipe que les ayudara a tener una vida de comodidades y lujos.
Afortunadamente no duró mucho.
Desde que se empezara a impartir esta asignatura y desde que ha habido una normalización de aspectos culturales, como el “Hiyab” en la mujer musulmana, se ha favorecido que muchas mujeres hayan retomado sus estudios. En los últimos años, hay madres de familia que vuelven a las universidades y llenan las aulas de cursos de grado medio y superior. A los centros de infantil y primaria llegan muchos universitarios para completar su fase de prácticas.
Desde la asignatura de R.Isámica se pretende elevar la autoestima del alumnado, se les ayuda a pensar de manera ambiciosa, conseguir grandes retos, ya que el islam obliga a buscar constantemente el conocimiento. Eliminamos falsas creencias, que se tienen respecto de la mujer y su papel en la vida familiar y social, y sobre todo, le procuramos cariño, haciéndole ver que cada éxito de él o ella, es nuestro también.
En los últimos cinco años los nombres de alumnos musulmanes aparecen a la cabeza en aquellos documentos que recogen a los mejores resultados académicos.
Si algo he aprendido en este tiempo es que como dijo el Sheij Al- kilani, el profesor debe ser Rabbanii, también muchos pedagogos reaafirman que los alumnos nos aprenden a nosotros.
La figura del profesor es muy importante. Personalmente recuerdo a mi profesor de Biología en el Instituto, D. Adrían Ruíz, que casi sin mantener el contacto visual con sus alumnos, llegaba con su bata blanca y su bolsillo repleto de tizas de colores para hacer sobre la pizarra las mejores representaciones sobre la célula, la doble hélice de ADN, la sangre…etc.
¿Cómo atrevernos a borrar semejantes obras de arte? Y aún así, discreto , a veces distante, me di cuenta de que ninguno de sus alumnos pasaba desapercibido para él, nos conocía a todos. Digo esto, porque cuando me presenté a mis primeras oposiciones formaba parte del tribunal, y cuando entregaba los folios , sus palabras fueron: “…Señorita, me produce gran satisfacción verla aquí “Los docentes son muy importantes en la sociedad, el mero hecho de estar presentes, para un niño que se despide de su familia al entrar al colegio , le produce tranquilidad.
Hay acciones que te lo recuerdan. Un día un grupo de familias del cole , con la colaboración del equipo directivo, aparecieron en el centro para colmarme de regalos por el trabajo que hacía con sus hijos. Está claro que es mi obligación como la de cualquier docente, pero me sentí en la necesidad no sólo de agradecer allí a los presentes la muestra de cariño sino que decidí redactar una nota de agradecimiento en la prensa local para expresar lo mucho que yo recibía de sus hijos. Cada abrazo en el pasillo, al entrar a clase, en el patio durante el recreo o cuando querían decirme que habían mejorado sus resultados académicos, era para mí un legado de gran valor. Estas actuaciones me ayudan a salir de mi zona de Confort y pensar en buscar nuevas metas, abordar nuevas pedagogías para sacar provecho y mejorar el rendimiento de cada uno.
Me doy cuenta que tras dieciséis años de docencia el “feedback” funciona. La educación es complicada, es una tarea fundamental en las sociedades y merece la pena.
Tengo que agradecer que en mi camino he encontrado a un grupo de profesores de religión que ha sido tenaz y responsable, a una compañera de religión católica que ha hecho posible el encuentro entre religiones. He tenido la suerte de sentirme muy querida por un claustro que siempre me ha tratado bien.
Tuvimos que superar muy poco a poco y con mucha contundencia el tema del terrorismo. Hacer entender que esas primeras imágenes y mensajes que continuamente relacionaban el terror y la masacre con el Islam no podían hacernos sentir culpables, y que además cada uno de nosotros como persona, debía tener la responsabilidad de transmitir un mensaje de Paz, de calma y serenidad a quién tuviera a mi lado. Cada uno de nosotros debe ser embajador del Islam verdadero, haciendo las cosas lo mejor posible, y dejando que sea Dios el Todopoderoso el que se ocupe del resto.
Assalamu Alaicum (Que la paz sea con todos vosotros).
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