Señaló que la empresa mexicana, dueña de las marcas de atún Tuny y Ancla, busca atraer más consumidores.
Con un inversión de 150 millones de pesos en la construcción de una planta en Ensenada, Baja California, y tres buques nuevos para la pesca, la empresa mexicana Grupomar incursionará en el mercado de la sardina antes del concluir el año.
Aunque desde hace tiempo planeaban entrar al negocio de la sardina, el director general de Grupomar, Antonio Guerra Autrey, dijo que la decisión fue tomada el año pasado y, de esta manera, la apuesta inició con la construcción del buque “La peque” en Guaymas, Sonora, para la pesca de esta especie del mar.
El monto destinado permitió adecuar de algunos frigoríficos y los trabajos continúan en la instalación de las plantas, tanto de congelación para enlatado de conservas como de harina, y se cuenta con tres barcos para la captura, apuntó el directivo en entrevista con Notimex.
Señaló que la empresa mexicana, dueña de las marcas de atún Tuny y Ancla, busca atraer más consumidores y “apalancar nuestra fuerza de distribución en los negocios que conocemos: los del mar”.
“Nosotros nos dedicamos a la pesca y la elaboración de conservas del atún, un alimento que aporta proteína económica de la mejor calidad y está dentro de la canasta básica”, acentuó Guerra Austrey, al referirse que el atún y la sardina son negocios similares.
En principio, indicó, la nueva planta tendrá capacidad para capturar por lo menos 20 mil toneladas anuales de sardina y ésta podría incrementar porque tendrá la intención de comprar a otras empresas o pescadores, ya que en Ensenada hay más de 20 barcos pesqueros.
Precisó que la operación de esta fábrica podría iniciar en noviembre próximo y dará empleo a 300 personas de la zona, con lo que cerrará 2017 con más de tres mil fuentes laborales en Ensenada y Manzanillo, Colima.
Después de que la Alianza del Pacífico por el Atún Sustentable (PAST), integrada por Herdez del Fuerte, Grupomar, Pesca Azteca y Procesa, recibiera la certificación de la organización internacional Marine Stewardship Council (MSC), confió en que este distintivo les abra la puerta de otros mercados.
Sin embargo, lamentó que en Estados Unidos continúe el etiquetado del atún mexicano que impide la entrada del alimento, a pesar de que la Organización Mundial de Comercio (OMC) falló en favor de nuestro país, y en Europa hay una serie de barreras arancelarias.
“Estos límites son por razones externas a la empresa y a México, pero trabajamos ya con la Secretaría de Economía para levantar o eliminar esas imposiciones”, argumentó Guerra Austrey, quien afirmó que la empresa también busca abrir mercados en Medio Oriente y Asia.
Esto después de que el año pasado recibiera el certificado Halal, programa para exportar sus productos a mercados con población musulmana. “Esperemos que, poco a poco, logremos entrar a los mercados de Saudi Arabia, Egipto o Turquía porque puede ser muy interesantes para los productos mexicanos”, remarcó.
La firma mexicana participa con más de 35 por ciento del mercado, produce más de un millón 600 mil latas de atún diarias, con una captura de más de 26 mil toneladas, y mantiene un ritmo de crecimiento a doble digito desde hace cinco años, resaltó.
Si bien la industria atunera captura unas 140 mil toneladas anuales, contribuye con más de 750 millones de dólares a la economía mexicana y genera más de 30 mil empleos, le preocupa la creación del Parque Nacional en el archipiélago Revillagigedo.
Lo anterior representaría pérdidas por 30 millones de dólares anuales y la pesca demanda mayores inversiones porque “tendremos que ir cada día más lejos, con mayor costo y no tenemos la certeza de que se recupere el volumen”, lo que encarecería el precio de las latas de atún en un medio y largo plazo, estimó Guerra Autrey.
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