Suecia, 20 octubre 2017,ideal.es,ANTONIO CORBILLÓN
Traje funerario como el que incluye letras islámicas.
Una arqueóloga sueca revoluciona los estudios sobre la tribu escandinava al probar que usaron decoraciones y letras islámicas
Nunca ha dejado de especularse con las hazañas de los vikingos, ese pueblo escandinavo que invadió todas las costas atlánticas (incluida Galicia) y que tal vez pudo llegar a América del Norte varios cientos de años antes que Colón. Los tópicos les representaron con un casco con cuernos que jamás llevaron. Pero su fama de guerreros de gran talla, pertenecientes a una raza nórdica sin mezcla de sangre, todavía inspira a grupos de extrema derecha xenófoba. Hasta el nazismo copió algunos de sus emblemas.
Ahora, a esas especulaciones históricas se añade una nueva, tan sorprendente que tiene confundidos a los historiadores: la creciente influencia que el Islam pudo alcanzar en su cultura. Estos días puede verse en el Enköpigns Museum sueco (este del país) la exposición 'Viking Couture' ('Costura vikinga'), en la que la arqueóloga textil de la Universidad de Upsala (la más antigua de Suecia) Annika Larsson expone sus hallazgos en los ajuares funerarios de las vikingas hace mil años.
Sus trabajos se centraron en los ropajes de una mujer de unos 60 años enterrada en el siglo X y localizada en el yacimiento de Gamla, cerca de Upsala, hacia 1970. Sus restos permanecieron 'dormidos' en los archivos arqueológicos hasta que Larsson empezó en febrero pasado a preparar el material de la exposición. Allí descubrió que el traje funerario contenía los caracteres escritos 'Allah' (Alá) y 'Alí'. Poco familiarizada con la cultura árabe, la arqueóloga rescató de su memoria algunas visitas a España. «Recordé haberlos visto en diseños moriscos similares en cintas de seda en España», ha explicado en la prensa sueca.
Tras un análisis más minucioso de las bandas de seda de los trajes, la doctora se percató de que estos términos islámicos figuraban en otras tumbas vikingas. Y algo aún más intrigante: Alá aparecía escrito al revés, de forma que se leía mejor visto en un espejo. Una fórmula que repite los patrones de los monumentos de los mosaicos de Asia Central.
El contacto vikingo con los musulmanes está bastante documentado. Se sabe que ambos pueblos comerciaron durante al menos 150 años (siglos IX al XI) y, de los diferentes yacimientos arqueológicos en la península de Escandinavia, se han recuperado ya más de 100.000 monedas de plata islámica. Pero siempre se pensó que eran muestras de botines de guerra.
Todas las teorías limitaban esos encuentros a escaramuzas de comercio y, sobre todo, saqueos. Encontronazos más propios de la épica bélica de los guerreros del frío y sus rivales de la cimitarra que de un cruce de culturas. Pero todo salta por los aires al documentar que las inscripciones arabescas están elaboradas en los propios trajes de enterrar. Parece obvio que pudieron intercambiar algo más que mamporros y razias.
Annika Larsson ha documentado la fuerte presencia de la seda de Asia en las tumbas vikingas. Y también que sus técnicas de tejeduría y diseño muestran una combinación de orígenes persa y centroasiático. Por ello, las primeras conclusiones de sus estudios respaldan la teoría de que los asentamientos vikingos en el valle de Malar (Suecia) «podrían ser incluso un puesto avanzado occidental de la Ruta de la Seda». Un recorrido que atravesaría Rusia hacia los centros productores de telas preciosas en el mar Caspio.
Los novedades sobre la siempre brumosa historia de las tribus nórdicas no hacen sino confirmar el impacto que supuso hace una década la aparición del llamado tesoro del valle de York. Localizado en Harrogate (norte de Inglaterra), incluía objetos que les relacionaban con tres tipos de creencias: el dios Thor (con su martillo), el Islam y el cristianismo. Todo ello en ¡siete idiomas distintos!
Ese material fue comprado por el British Museum, que lo exhibió en 2014 en la mejor exposición vikinga que se recuerda. Para completar el puzle, a comienzos de 2015, y también en tierras británicas, se encontró un anillo de mujer vikinga con la inscripción grabada 'para Alá'.
Este nuevo frente histórico ha multiplicado el debate sobre quiénes eran realmente estos guerreros y navegantes sin límites. Chistian Skoldborg, portavoz de Fenris, un colectivo que viaja por toda Europa con sus recreaciones vikingas, no está tan sorprendido. «Esta idea de que los vikingos eran una raza pura es algo que debemos eliminar. Es muy probable que vinieran aquí y convivieran».
Al igual que los mercados y las batallas medievales, la industria de la recreación histórica da de comer a mucha gente en Suecia. Y estas novedades han recrudecido los enfoques sobre cómo presentar a sus antepasados. Solveig von Malmborg, portavoz de la red Vikingos contra el Racismo, admitió en 'The New York Times' que «estamos cansados de que se asocien nuestros símbolos con los valores de grupos ultranacionalistas». Se refiere al uso de runas (caracteres germánicos y escandinavos) como la Tyr, una flecha hacia arriba habitual en los tatuajes y simbología de la extrema derecha.
Los nuevos debates en la siempre mitificada historia de las tribus que adoraban a Thor han quedado emplazados para una nueva fecha. En febrero de 2018 se esperan los resultados de los análisis de ADN de los restos humanos encontrados con el traje de inspiración musulmana. La arqueóloga Anikka Larsson confía en que «podrían tener una herencia de Asia central». ¿Vikingos de sangre islamizada? Parece el no va más para los puristas raciales suecos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario