lunes, 18 de diciembre de 2017

La sequía cambia los bosques en últimos 25 años

Cerdanyola del Vallès (Barcelona),17.12.2017,(EFE).


Un estudio realizado por científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona y del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) constata que la sequía ha cambiado los bosques de la Península Ibérica en los 25 últimos años.

Estas dos entidades informan en un comunicado que las tendencias de cambio de los bosques corresponden al periodo comprendido entre 1987 y 2012 y que se han observado gracias a imágenes de teledetección obtenidas por satélite y computación estadística.

El estudio, publicado en Forest Ecology and Management, muestra la dinámica y cómo ha cambiado la vegetación de tres grandes zonas de la península: una que abarca buena parte de Cataluña, otra de Aragón y la última en Andalucía, incluyendo Sierra Nevada y buena parte del sistema Penibético.

"Tras el abandono de muchas zonas rurales y el cambio de uso de la tierra, la sequía y las variables topográficas que condicionan la disponibilidad de agua juegan un papel muy importante en los cambios de los bosques en los últimos años", explica el autor principal del estudio, el investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona Juan José Vidal Macua.

El artículo destaca la disminución de las coníferas, especialmente pinos, y la expansión de los planifolios mediterráneos, los cuales podrían convertirse en dominantes en muchas áreas del Mediterráneo si continúa la tendencia climática de aumento de temperaturas y menos agua.

A las coníferas en general les afectan mucho las sequías largas, y es por este motivo que especies como el pino rojo, mejor adaptado a latitudes frías del norte de Europa, han ido quedando relegadas a zonas húmedas y cotas altas de las montañas, favoreciendo a especies como la encina, la coscoja y el roble pubescente.

De hecho, los resultados muestran que, bajo condiciones de sequía, los bosques mixtos de planifolios y coníferas es más fácil que pasen a ser de sólo planifolios con el tiempo, mientras que en zonas con pocos episodios de sequía algunas coníferas siguen dinámicas activas.

Al norte, en las zonas de Catalunya y Aragón, la encina y la coscoja se han visto favorecidas en aquellas zonas más afectadas por la sequía, y en zonas de baja radiación solar en Cataluña, las sequías han favorecido una frondosa caduca como el roble pubescente.

Sin embargo, las transiciones a bosques caducifolios necesitan disponibilidad de agua y humedad en el suelo, por lo que suelen ser más frecuentes en el norte de la Península, y de forma más testimonial en el sur, donde el clima es más cálido y seco.

En Aragón, la zona del río Cinca ha tenido una transición importante de coníferas hacia caducifolios, dado que este río ofrece unos suelos mucho más adecuados para los árboles de hoja caduca.

"Que los bosques cambien y las especies más resistentes a la sequía terminen dominando las comunidades forestales podría alterar el ritmo de captura de carbono y el régimen de incendios en el Mediterráneo", alerta Cristina Domingo, una de las autoras del estudio.

Esta investigación se enmarca dentro del proyecto ACAPI, que está estudiando la dinámica de las cubiertas de los suelos y del clima en toda la Península Ibérica durante los últimos 45-65 años. EFE

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