La mezquita actual del Centre Cultural Islàmic en Can Batlló, en el 2015.
El Centre Cultural Islàmic de Sants está sorprendido porque los vecinos repudian el traslado de la mezquita
Mohamed Boutaliss, presidente de la entidad, asegura que nunca generaron problemas en el barrio
"Somos un centro cultural. ¿Por qué entonces hay vecinos que se enfadan?", se pregunta Mohamed Boutaliss, presidente del Centre Cultural Islàmic de Sants, que lleva 35 años en el Camí de la Cadena, 17, en el barrio de La Bordeta. La entidad, que incluye una mezquita (cuyas oraciones de los viernes se celebran desde hace dos años en la nave 120 de Can Batlló), emigrará este mayo a los números 8 y 10 de la calle de Súria. El nuevo emplazamiento incorporará en un solo local las actividades tanto del centro cultural como de la mezquita. Los vecinos de la nueva ubicación rechazan este traslado, pese a que están a apenas 400 metros de la antigua sede.
"De momento, no hemos tenido problemas con el vecindario, pero me han llegado comentarios", cuenta Boutaliss. "Si es por el ruido, tienen razón. Y por eso nos estamos dejando dinero en insonorizar el local y cumplir con la normativa. Ahora bien, siempre va a haber gente que no nos quiera por el color de tu piel y por nuestra religión, y esto ya es otro tema", matiza.
El presidente de este centro islámico afirma que "nunca" han tenido conflictos con los vecinos. "Cada día vienen 20 o 30 personas al centro. En el supermercado que había antes en la calle de Súria entraba más gente y no había este problema". Asegura que en cualquier centro cívico entra más gente que en su entidad.
"Ayer un niño de 10 años me preguntó por qué los vecinos no nos quieren en el nuevo local. Y no supe qué responder. Somos ciudadanos como los demás, así que todo esto me choca muchísimo", reflexiona Boutaliss, que lleva 37 años en Barcelona y cuyo padre fue el fundador de la mezquita que integra el centro. "Catalunya es nuestro amor. Pero cuando ves este rechazo, te replanteas ciertas cosas".
El presidente del Centre Cultural Islàmic de Sants reivindica que las personas asociadas a la entidad también son "de aquí". "Practicamos otra religión que no es la católica, pero respetamos y defendemos muchísimo el catolicismo", asevera.
PRECARIEDAD
El traslado del centro es consecuencia de las obras de urbanización del antiguo complejo industrial de Can Batlló. "El local de ahora es muy precario. Mide unos 90 metros cuadrados, mientras que el nuevo tendrá 500", revela el presidente de una entidad a la que el ayuntamiento cedió provisionalmente en el 2015 una nave de Can Batlló debido a la gran afluencia de musulmanes que acuden las oraciones de los viernes.
El Centre Cultural Islàmic de Sants también realiza otras actividades, como refuerzo escolar, clases de árabe y catalán y charlas. Para las obras del nuevo local han logrado una subvención del consistorio, algo criticado por algún vecino de la calle de Súria. "Nosotros también pagamos impuestos", recuerda Mohamed Boutaliss.
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