Publican una investigación con jóvenes ceutíes que identifica la felicidad como “importante predictor” del rendimiento académico
Los niveles de felicidad de un estudiante son directamente proporcionales a su rendimiento académico, una relación que “hace imprescindible la consideración de las competencias emocionales dentro del ámbito educativo” porque “trabajando sobre ellas se podrá disponer de una poderosa herramienta para la mejora del rendimiento académico, una constante perseguida dentro de nuestro Sistema Educativo”.
La Revista de Estudios e Investigación en Psicología y Educación ha publicado un trabajo titulado ‘Predictores de la felicidad y el rendimiento académico en una muestra multicultural de adolescentes’ en el que Federico Pulido-Acosta y Francisco Herrera-Clavero, de la Facultad de Educación, Economía y Tecnología de la UGR en Ceuta, concluyen que existe una “relación estadísticamente significativa” entre felicidad y rendimiento académico, estableciéndose una relación “directamente proporcional”.
Su estudio tenía como objetivo fundamental analizar los predictores “considerando la edad, género, cultura y estrato socioeconómico” de la muestra, más de 800 participantes, así como “contemplar las relaciones que se pudieran dar entre las variables para una población adolescente multicultural” como la utilizada, con el 71.6% musulmanes y el 28.4% de cultura-religión cristiana, siendo el 46.1% varones y el resto (53.9%) mujeres. Como instrumentos de evaluación se emplearon un cuestionario elaborado para “evaluar la felicidad”, así como las calificaciones de los estudiantes.
Los resultados reflejan que los predictores de la felicidad son “todas las variables sociodemográficas: edad, cultura, estatus y género”. En rendimiento académico, “el estatus, la cultura/religión y la edad”
Los autores “destacan”, no obstante, “la influencia sobre el rendimiento académico del estatus”, que “no sólo se convierte en el principal predictor sino que actúa como tal en casi todas las materias”.
En su investigación encontraron, como esperaban, “diferencias significativas” y “en todos los casos las calificaciones aumentan a medida que disminuyen las dificultades para la integración socio educativa y las diferencias de estatus socioeconómico y cultural”.
El segundo predictor para el rendimiento académico es la variable edad. Los resultados más altos fueron para el alumnado con entre 16 y 17 años, dándose diferencias con el resto de grupos de edad. Finalmente, el grupo cultural de procedencia aparece como variable predictora “en algunas materias” pero “en todos los casos, el grupo de alumnos pertenecientes a la cultura/religión cristiana-occidental obtuvo mejores resultados”, por lo que se deduce que “la cultura es un factor a tener en cuenta en el rendimiento” si bien “las dificultades para la integración socio educativa, las diferencias de estatus socioeconómico y cultural y las importantes diferencias en cuanto a la lengua materna entre musulmanes y cristianos” deben interpretarse como “importantes justificantes”.
Los autores entienden que La cultura/religión del individuo “es un predictor de la variable felicidad” (los musulmanes mostraron niveles superiores), como también el estatus socio-económico y cultural (los de niveles más elevados son los que reflejan puntuaciones superiores), la edad cronológica (los niveles de felicidad descienden a medida que se envejece) y el género (los varones demostraron niveles superiores en cuanto a la satisfacción personal).
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