Valencia,10-10-2008,Levante-EMV.com ,Rafael Cebrián.
entorno. El valle encierra hermosos rincones y las aguas del embalse están rodeadas de vegetación y bravas montañas.
La ruta propuesta en la tercera entrega de la guía de senderismo describe uno de los recintos humanos y paisajísticos más hermosos de la Comunitat Valenciana. El Centre Excursionista de Valencia acerca la joya esmeralda de Alicante a los lectores.
El valle entra en la Historia con la colonización musulmana. Los árabes roturan sus tierras y fructifican sus asperezas, diseñando el mapa humano, cuyos genuinos rastros, materiales y toponímicos, se conservan en los diminutos y encantadores pueblos.
La Vall de Guadalest es uno de los más atractivos recintos humanos y paisajísticos de toda nuestra Comunitat, un admirable enclave armónicamente identificado con el adusto escenario de hirsutas montañas que lo enmarcan y singularizado geográficamente por su ancestral aislamiento. Seis poblaciones configuran la geografía humana del valle, asidas a pequeños estribos o reducidas plataformas que adaptan su estructura urbana, como pueden, a una desigual topografía.
Estos condicionamientos han preservado la vivienda tradicional y el entramado urbano, integrado armoniosamente en su relación con el medio y el paisaje agrícola, laboriosamente diseñado por el hombre y que, sin transición, da paso al sobrio e imponente escenario de severas montañas en una grata conjunción de colores y relieves. El río Guadalest, nacido en la cabecera del valle, de curso permanente y con notables altibajos estacionales en su caudal, aproximadamente en su curso medio, en la depresión situada a espaldas del castillo de Guadalest, es retenido por el embalse homónimo.
El Castillo de Guadalest
En el centro del valle, un conjunto de tallados e inexpugnables peñascos aislados, ásperamente desgajados y rematados por una desigual plataforma, es el emplazamiento del castillo, en cuyo recinto se alberga la población, unas cuantas casas y unos pocos vecinos, el pueblo antiguo y la casa señorial de los Orduña. Hasta este balcón y diminuto caserío se accede por una única entrada, un túnel artificialmente horadado en la roca viva, y una puerta que permitía el total aislamiento del sólido bastión.
Encima de la entrada, nos sorprende un atípico campanario exento, único en Alicante junto con el del santuario de Agres: su graciosa espadaña, blanqueada, rematada por una pequeña techumbre de teja moruna y de sencillo porte, es un pintoresco distintivo de Guadalest, suministrando el cliché y la tópica postal.
Guadalest es una de nuestras reliquias patrimoniales, la más original de nuestras fortalezas y el más sorprendente de los pueblos, diminuto caserío engastado en la misma roca, entre adustos muros guerreros y un espacio cercado de abismos que le confieren la facultad como de flotar en el corazón risueño del valle. Anclado en la roca, su recio estilo militar no ha sido capaz de alterar la apacible composición, distante de las aristas y la dureza de un peñasco compartido para la paz y la guerra: la historia hecha paisaje. La vulgarización y masificación turística al reclamo de su incuestionable atractivo, no da reposo a Guadalest, como uno de los lugares más visitados de toda nuestra Comunitat y también de España. Pero este acoso no deprecia los valores estéticos del conjunto. Si el caminante hace el esfuerzo de abstracción suficiente como para despojar a Guadalest de la parafernalia consumista, podrá recrearse en los encantos recobrados de uno de esos lugares que no pueden dejar de verse en nuestra tierra.
De origen musulmán, alrededor del año 1245 fue conquistado por Jaime I. Durante centurias cambia la titularidad del señorío, hasta el siglo XVI en que aparece la influyente y prestigiosa familia de los Orduña, estrechamente ligada desde entonces a la vida del valle y castillo. Todavía sigue en pie su mansión solariega, la más antigua del valle. Los terremotos del año 1644 y 1748, destruyeron en parte la fortaleza. Durante la guerra de Sucesión la voladura del polvorín dañó seriamente la ya maltratada estructura de los edificios. En 1848 fue retirada la guarnición y derruidas las murallas. El topónimo Castell de Guadalest no revela una clara etimología, se trataría de una palabra compuesta por el prefijo árabe wad, de relación con el agua, río, barranco o valle, palabra que ha dejado un rico rastro toponímico peninsular, y lest, un posible denominación anterior a la cultura islámica e, incluso, pre romana (Carme Barceló).
El valle en su conjunto atesora un legado patrimonial de inestimable valor: sus campos, la herencia agrícola de las sociedades pre industriales que revela el paisaje antropizado del valle, los secanos en los bancales de las laderas de la montaña...la actividad pastoril, veredas, corrales...las poblaciones, su urbanismo medieval y ornamentos tradicionales de sus casas; fuentes, testimonios del riego, casas de campo...toponimia. Los pozos de nieve; las construcciones en piedra seca y los castillos roqueros de Confrides y Serrella, los más elevados de la orografía alicantina.
Otras rutas
Dentro del mismo itinerario del embalse, el desvío a Castell de Castells, PR-18 y 19, conduce al impresionante castillo de Serrella y a la sierra Xortà. Otro itinerario asciende a la Aitana desde Confrides y Benifato (Ruta 25) o desde el Port de Tudons. Sin señalizar, el valle y el amplio arco de montañas que lo enmarcan, las más elevadas de la orografía alicantina, ofrecen un apasionante conjunto de un gran valor excursionista, entre los más notables de nuestra Comunidad.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
entorno. El valle encierra hermosos rincones y las aguas del embalse están rodeadas de vegetación y bravas montañas.
La ruta propuesta en la tercera entrega de la guía de senderismo describe uno de los recintos humanos y paisajísticos más hermosos de la Comunitat Valenciana. El Centre Excursionista de Valencia acerca la joya esmeralda de Alicante a los lectores.
El valle entra en la Historia con la colonización musulmana. Los árabes roturan sus tierras y fructifican sus asperezas, diseñando el mapa humano, cuyos genuinos rastros, materiales y toponímicos, se conservan en los diminutos y encantadores pueblos.
La Vall de Guadalest es uno de los más atractivos recintos humanos y paisajísticos de toda nuestra Comunitat, un admirable enclave armónicamente identificado con el adusto escenario de hirsutas montañas que lo enmarcan y singularizado geográficamente por su ancestral aislamiento. Seis poblaciones configuran la geografía humana del valle, asidas a pequeños estribos o reducidas plataformas que adaptan su estructura urbana, como pueden, a una desigual topografía.
Estos condicionamientos han preservado la vivienda tradicional y el entramado urbano, integrado armoniosamente en su relación con el medio y el paisaje agrícola, laboriosamente diseñado por el hombre y que, sin transición, da paso al sobrio e imponente escenario de severas montañas en una grata conjunción de colores y relieves. El río Guadalest, nacido en la cabecera del valle, de curso permanente y con notables altibajos estacionales en su caudal, aproximadamente en su curso medio, en la depresión situada a espaldas del castillo de Guadalest, es retenido por el embalse homónimo.
El Castillo de Guadalest
En el centro del valle, un conjunto de tallados e inexpugnables peñascos aislados, ásperamente desgajados y rematados por una desigual plataforma, es el emplazamiento del castillo, en cuyo recinto se alberga la población, unas cuantas casas y unos pocos vecinos, el pueblo antiguo y la casa señorial de los Orduña. Hasta este balcón y diminuto caserío se accede por una única entrada, un túnel artificialmente horadado en la roca viva, y una puerta que permitía el total aislamiento del sólido bastión.
Encima de la entrada, nos sorprende un atípico campanario exento, único en Alicante junto con el del santuario de Agres: su graciosa espadaña, blanqueada, rematada por una pequeña techumbre de teja moruna y de sencillo porte, es un pintoresco distintivo de Guadalest, suministrando el cliché y la tópica postal.
Guadalest es una de nuestras reliquias patrimoniales, la más original de nuestras fortalezas y el más sorprendente de los pueblos, diminuto caserío engastado en la misma roca, entre adustos muros guerreros y un espacio cercado de abismos que le confieren la facultad como de flotar en el corazón risueño del valle. Anclado en la roca, su recio estilo militar no ha sido capaz de alterar la apacible composición, distante de las aristas y la dureza de un peñasco compartido para la paz y la guerra: la historia hecha paisaje. La vulgarización y masificación turística al reclamo de su incuestionable atractivo, no da reposo a Guadalest, como uno de los lugares más visitados de toda nuestra Comunitat y también de España. Pero este acoso no deprecia los valores estéticos del conjunto. Si el caminante hace el esfuerzo de abstracción suficiente como para despojar a Guadalest de la parafernalia consumista, podrá recrearse en los encantos recobrados de uno de esos lugares que no pueden dejar de verse en nuestra tierra.
De origen musulmán, alrededor del año 1245 fue conquistado por Jaime I. Durante centurias cambia la titularidad del señorío, hasta el siglo XVI en que aparece la influyente y prestigiosa familia de los Orduña, estrechamente ligada desde entonces a la vida del valle y castillo. Todavía sigue en pie su mansión solariega, la más antigua del valle. Los terremotos del año 1644 y 1748, destruyeron en parte la fortaleza. Durante la guerra de Sucesión la voladura del polvorín dañó seriamente la ya maltratada estructura de los edificios. En 1848 fue retirada la guarnición y derruidas las murallas. El topónimo Castell de Guadalest no revela una clara etimología, se trataría de una palabra compuesta por el prefijo árabe wad, de relación con el agua, río, barranco o valle, palabra que ha dejado un rico rastro toponímico peninsular, y lest, un posible denominación anterior a la cultura islámica e, incluso, pre romana (Carme Barceló).
El valle en su conjunto atesora un legado patrimonial de inestimable valor: sus campos, la herencia agrícola de las sociedades pre industriales que revela el paisaje antropizado del valle, los secanos en los bancales de las laderas de la montaña...la actividad pastoril, veredas, corrales...las poblaciones, su urbanismo medieval y ornamentos tradicionales de sus casas; fuentes, testimonios del riego, casas de campo...toponimia. Los pozos de nieve; las construcciones en piedra seca y los castillos roqueros de Confrides y Serrella, los más elevados de la orografía alicantina.
Otras rutas
Dentro del mismo itinerario del embalse, el desvío a Castell de Castells, PR-18 y 19, conduce al impresionante castillo de Serrella y a la sierra Xortà. Otro itinerario asciende a la Aitana desde Confrides y Benifato (Ruta 25) o desde el Port de Tudons. Sin señalizar, el valle y el amplio arco de montañas que lo enmarcan, las más elevadas de la orografía alicantina, ofrecen un apasionante conjunto de un gran valor excursionista, entre los más notables de nuestra Comunidad.
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