Londres,25 mayo 2016,elcorreo.com,PEDRO ONTOSO
.Anne Hidalgo y Sadiq Khan brindan en la estación londinense de San Pancracio. / AFP
Houellebecq puso un presidente musulmán al frente de Francia en su novela, pero el alcalde de Londres ya es de esa confesión
Orbán en Hungria, Kasczynski en Polonia y ahora Hofer en Austria. Este último, aunque se ha quedado a unos milímetros de hacerse con el Gobierno, ha concitado un fortísimo apoyo. La ultraderecha populista avanza en Europa a lomos de la crisis y de la xenofobia. El miedo al islam también alimenta esta caldera. En su polémica novela 'Sumisión', el escritor Michel Houellebecq ya abría las puertas del Elíseo a un presidente musulmán, gracias a la debacle del socialismo y la derecha civilizada -el bipartidismo- y al auge del Partido Nacional de Le Pen, que sería la alternativa. Lo de Francia es pura ciencia ficción, pero Londres ya cuenta con un alcalde musulmán, el laborista Sadiq Khan, que derrotó al conservador Zac Goldsmith con un perfil en las antípodas: hijo de multimillonario y casado nada menos que con una Rotschild. Pues ni se ha parado el Big-Ben ni se ha agrietado el Tower Bridge sobre el Támesis.
Los primeros movimientos que ha protagonizado Sadiq Khan están cargados de significado. Tomó posesión de su cargo en un templo cristiano -la catedral de Southwark-, en un mensaje de diálogo y tolerancia entre religiones, y se reunió con su homóloga de París, Anne Hidalgo, de ascendencia española -la inmigración antes no tenía fronteras- y regidora de una capital dramáticamente castigada por el yihadismo. Los conservadores de Cameron trataron de identificar a Khan con los extremistas musulmanes, pero la estrategia se volvió en su contra y les salió el tiro por la culata. Los musulmanes suponen el 12,4% de la ciudad, que cuenta con un 48,4% de cristianos (católicos, protestantes y anglicanos). En las legislativas de 2015, trece musulmanes -ocho de ellos mujeres- ganaron uno de los 650 escaños de la Cámara de los Comunes.
El 'Financial Times' ha celebrado que la victoria de Khan supone «un triunfo sobre las tensiones raciales y religiosas que hunden en la inestabilidad a las demás capitales europeas». Pese al gesto de Anne Hidalgo de saludar a Sadiq Khan, el 56% de los franceses considera que el islam es una amenaza, según los últimos estudios de investigación política. La sucesión de atentados ha exacerbado la posición de los ciudadanos galos sobre los musulmanes y han abonado las tesis etnocéntricas que defiende el Frente Nacional. Por eso el primer ministro, Manuel Valls, ha pedido a sus compatriotas que ayuden a demostrar que el islam es compatible con la laicidad y la democracia. En Túnez, el movimiento Enahda, el gran partido islamista, se ha refundado para reconvertirse en un partido laico.
«A veces temo la reivindicación de 'las raíces cristianas de Europa' como tonalidad vengativa y colonialista», dice el Papa
Muchos intelectuales proclaman ya el fin de la sociedad abierta por el apoyo que reciben los grupos xenófobos, que han empezado a ocupar escaños en los Parlamentos y, en algunos casos, han llegado al Gobierno. Es el caso de la católica Polonia, patria de Juan Pablo II, donde se hace una defensa a ultranza de los valores tradicionales, que se identifican con los valores cristianos de Europa, mientras se ataca a la modernidad. En Viena, un grupo de teólogos criticó la ideología pseudoreligiosa del Partido de la Libertad de Austria. La respuesta de Norbert Hofer fue darse de baja en la Iglesia católica.
El propio Papa ha advertido sobre el peligro de la reivindicación de las 'raíces cristianas' de Europa. En una entrevista con el diario católico 'La Croix' fue preguntado por el miedo que el islam suscita en el Viejo Continente. Francisco dice no creer en ello. «La idea de conquista es inherente al alma del islam, es cierto, pero de la misma forma se podría interpretar con la misma idea de conquista el fin del Evangelio de san Mateo, donde Jesús envía a sus discípulos en todas direcciones», argumenta. Y sobre lo apropiado del concepto 'raíces cristianas de Europa', el pontífice responde que cuando lo oye «a veces temo una tonalidad vengativa. El aporte de cristianismo a una cultura no debe ser colonialista», afirma en la publicación religiosa, que vende 100.000 ejemplares con unos contenidos equilibrados y no partidistas, en un país laico gobernado por la izquierda.
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