La diputada Silja Dögg Gunnarsdottir del Partido del Progreso en el Parlamento islandés. Foto: Diario MBL
Diputada propone una pena máxima de seis años de prisión para quien cause 'daños al cuerpo o a la salud de un niño o una mujer eliminando todo o parte de sus órganos sexuales'
Una diputada islandesa causó un importante revuelo entre las comunidades de las tres grandes religiones monoteístas al proponer prohibir, en nombre de los derechos del niño, la circuncisión por motivos que no sean médicos, lo que supondría una primicia en Europa.
Comparando la circuncisión con la ablación (de clítoris), el texto presentado por Silja Dögg Gunnarsdottir prevé una pena máxima de seis años de prisión para quien causara “daños al cuerpo o a la salud de un niño o una mujer eliminando todo o parte de sus órganos sexuales”.
La ablación (de clítoris) ya es ilegal en Islandia desde el 2005. Ninguna legislación, en cambio, niega la ablación ritual del prepucio, practicada por la mayoría de judíos y musulmanes, y también por razones de higiene sobre todo en América del Norte.
“Deberíamos tener una ley idéntica para todos los niños”, argumenta la diputada del Partido del Progreso en la propuesta presentada ante el Althing, el Parlamento islandés, el 30 de enero.
Salvo justificada “por razones de salud”, la circuncisión constituye “una violación a los derechos” de los jóvenes varones, indica el texto que hace referencia al artículo 24 de la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos del Niño.
Concretamente, su texto se apoya en la legislación ya en vigor sobre la ablación y sugiere simplemente reemplazar la palabra “niña” por “niño”.
La iniciativa de Gunnarsdottir es casi simbólica en un país de 348.580 habitantes, que cuenta con una ínfima minoría de judíos y musulmanes.
Menos de 1.000 musulmanes adhieren a las dos asociaciones islámicas islandesas, según el Instituto nacional de estadísticas, y unos 250 judíos vivirían en la isla subártica, según estimaciones.
En total, se habría practicado una veintena de circuncisiones desde el 2006, según los datos de la Dirección de Salud, entre otros por la reticencia de los médicos locales a hacerlo, por lo que la mayoría de las circuncisiones rituales se practican en el exterior.
Aún así, para las tres religiones monoteístas la propuesta islandesa es una afrenta inaceptable.
“Constituye un peligroso atentado a la libertad de religión” y podría “estigmatizar a ciertas comunidades”, estima el cardenal Reinhard Marx, presidente de la Comisión de los Episcopados de la Comunidad europea (Comece).}
“La criminalización de la circuncisión es una medida muy grave que suscita profunda inquietud”, agregó en un comunicado.
El portavoz de la Agencia judía, una organización semioficial que supervisa la inmigración en Israel, se opone férreamente a las amenazas que pesan sobre “una costumbre fundamental y milenaria de los cultos judío y musulmán”.
“El objetivo de la propuesta no es estigmatizar la religión”, se defiende Silja Dögg Gunnarsdottir. El fin es “proteger a los niños y sus derechos”.
En cualquier caso, “es una mala publicidad para Islandia”, retruca Salman Tamimi, presidente de la Asociación musulmana de Islandia.
En el Parlamento de la isla nórdica, los debates comenzados el 8 de febrero tomarán aún varios meses. Una votación al respecto podría darse al finalizar la sesión anual, el 7 de junio.
Los representantes de cuatro formaciones políticas apoyan el texto: el Partido del Progreso y los Verdes de Izquierda, dos de las tres formaciones integrantes de la coalición gubernamental, pero también el Partido del Pueblo y Los Piratas.
Casi 500 médicos islandeses firmaron una petición apoyando la prohibición de la circuncisión, que en su opinión puede “tener más complicaciones que ventajas”.
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