Cataluña, 15/03/2018,Ernest Alós
Restos del Rec Comtal en las Glòries: un puente del siglo XVIII, el canal originario del siglo XI y en su interior una acequia más estrecha de posible origen andalusí. / PERIODICO
Los arqueólogos plantean en el simposio internacional que se celebra en el Born que durante los 83 años de dominio musulmán el acueducto romano fue sustituido por una acequia que los condes modificarían al cabo de dos siglos
Durante mil años, el Rec Comtal, una canalización que nacía en las minas de agua de Montcada, suministró a Barcelona agua potable, energía para los molinos y materia prima para los artesanos. Un simposio internacional, desde este jueves hasta el sábado, pone sobre la mesa los últimos estudios y planes sobre esa vía de agua que dio forma a Barcelona. Y que se podrían resumir así: se trata de un conjunto con una continuidad de 2.000 años, en que el acueducto fundacional de los romanos se iría convirtiendo primero en la acequía del valí, el gobernador musulmán, y luego en el Rec Comtal.
Una continuidad histórica con dos cambios sobre la cronología aceptada hasta ahora y que este jueves ha avanzado la directora del Servei d’Arqueologia del Ayuntamiento de Barcelona, Carme Miró. La primera novedad es que el acueducto sería anterior a la construcción de las murallas romanas de Barcelona, lo que lo haría 50 años más antiguo de lo asumido hasta ahora: en el 15 y el 10 antes de Cristo se levantarían ciudad y acueducto, y solo después se alzarían las murallas, en lugar de que el acueducto fuese un añadido posterior que las atravesó. Es decir: en la fundación de Barcelona, primero fue el agua.
Otra conclusión clara: el Rec Comtal es la continuación del acueducto romano. Pero con una etapa intermedia inesperada. La segunda sorpresa procede de la intervención dirigida por el arqueólogo Iñaki Moreno en el tramo del Rec que salió a la luz en la calle Dos de Maig, tocando a la plaza de les Glòries. Allí aparecieron dos ‘recs’. El medieval, del siglo XI, y dentro de él una acequia más estrecha y profunda, llena de sedimentos, sobre la que se habría excavado el segundo Rec después de que quecdase colmatada. Era más antiguo, pero ¿era el acueducto romano -raro, este era, como se ha descubierto en Sant Andreu, una canalización cubierta para hacer llegar agua impoluta a fuentes, baños y termas-, quizá una obra visigótica…?
Carbono-14
El análisis de Carbono-14 ha ofrecido dos sorpresas: además de restos de los siglos IV antes y después de Cristo que podrían corresponder a materiales arrastrados al cauce, en ese “pre-Rec” había otros restos datables en el siglo X, con el cauce ya colmatado: o sea, la acequia debería ser bastante anterior a esta fecha. Este canal primitivo apareció, pero en paralelo al medieval, también en la excavación de la estación de Arc de Triomf.
Acto de desvío del Rec Comtal en Casp-Sardenya, en el año 1917. / BRANGULÍ / ANC
La hipótesis que plantea Miró, el origen andalusí del Rec, no es definitiva a falta de evidencia arqueológica (el arco temporal posible iría de los siglos VII al IX) pero, opina, es la más convincente. Las características del “paleo-Rec”, el trazado más antiguo, una acequia profunda y estrecha de dos metros, entre muros, se corresponden a los sistemas de regadío introducidos por los musulmanes en España y podría haber sustituido al acueducto romano ya en desuso, compartiendo parte de su trazado. Podría ser el resto arqueológico más notorio de los 83 años (de aproximadamente el año 718 hasta el 3 de abril del 801) de dominio islámico de Barcelona, al margen de los enterramientos que están surgiendo en torno al Born.
Es decir: antes del Rec Comtal, del canal del conde, Barcelona (entonces Madinat Barshaluna) habría contado con la acequia del valí, el gobernador local dependiente del emir de Córdoba. Las referencias documentales al ‘Rec antic’ que se creían referidas al acueducto romano podrían corresponden a la acequia islámica.
La apropiación del agua por el conde
En cambio, el Rec Comtal del siglo XI habría sido construido con otro propósito: un canal más ancho, con meandros que se iban desviando de su curso y creando tramos con más pendiente para añadir velocidad al caudal e impulsar los molinos que eran una de las fuentes de ingresos del conde de Barcelona. En plena lógica feudal, el conde se apropiaría para su propio provecho de un recurso comunal en la antigüedad, el periodo islámico y los años de dominio franco. El mantenimiento de su uso para el regadío sería secundario, o incluso posterior, aunque su estructura, que mantendría del siglo XI hasta el siglo XX, lo favorecería: un muro alto en el lado montaña y una especie de playa en el lado mar, de donde surgían las desviaciones para regar las huertas situadas entre el Rec y el mar. Hasta que con la construcción del Eixample, en el que sin embargo dejó huellas, pasó a molestar.
El Rec sería durante un milenio un río artificial, el tercer río de Barcelona entre Llobregat y Besòs, que según el arqueólogo Héctor Orengo “es el registro histórico más importante de Barcelona”, ya que sirve para relatar “no solo la historia del ciclo del agua sino de la ciudad”.
El plan director
Las numerosas comunicaciones que se irán sucediendo estos días en el simposio del Born (que coincide con la exposición sobre la historia del Rec en Can Fabra, Sant Andreu) parten de la información obtenida en las hasta 22 intervenciones arqueológicas que se han sucedido en los últimos años sobre el curso del Rec. Estaba previsto, cuando se programó el simposio, que se podría presentar en él el plan director sobre el conjunto del Rec: qué tramos podrán ser recuperados (al menos el 25% ha desaparecido, y algunos tramos se reconvirtieron en cloacas en el siglo XIX), cuáles deben ser señalizados (“la ciudad ha de saber por dónde pasaba el Rec”, plantea Miró) y cómo y qué criterios se deben seguir en las futuras excavaciones de los tramos aún ocultos.
Pero aún no ha sido aprobado, así que en el simposio solo se presentarán líneas generales. Con todo, hay puntos que están claros, como la integración del tramo del Rec, con el puente que lo cruzaba, en el futuro parque de Les Glòries, incorporando un punto de interpretación y utilizando en su entorno la vegetación que se ha identificado en las excavaciones (es decir, antes cañizo y vid que nenúfares decorativos). Aunque los tramos más visibles del Rec deberían poder visitarse en el futuro en Vallbona y Sant Andreu.
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