sábado, 31 de marzo de 2018

El cambio climático causará fenómenos atmosféricos más violentos

Barcelona,31.03.2018,(EFE).


El cambio climático es ya una evidencia científica que causará cada vez más fenómenos meteorológicos más violentos, según ha dicho a Efe el biólogo y meteorólogo Marcel Costa, que acaba de publicar, junto a Jordi Mazon, el libro "Meteorología extrema" (Albertí Editor).

"El clima está cambiando hacia un modelo más cálido, esto es una evidencia científica, lo que nos conduce a fenómenos meteorológicos más violentos porque, al aumentar la temperatura, habrá más energía en la atmósfera", concreta Costa.

"Meteorología Extrema", que incluye 170 fotografías históricas de desastres meteorológicos, aproxima la climatología a todos los públicos, "especialmente para aquellos aficionados", según su autor, a través del análisis de las catástrofes climáticas que han golpeado Cataluña desde el siglo XIX hasta la actualidad.

"Uno de los fenómenos climáticos más interesantes que hemos tratado son las inundaciones del Vallès en 1962 por el gran impacto que tuvieron, tanto durante como después", según Costa.

Las inundaciones del Vallès son consideradas como uno de los peores desastres hidrológicos en España, cuando cayeron -tras una larga temporada de sequía- más de 212 litros por metro cuadrado en menos de tres horas en toda la comarca, lo que desbordó el río Besòs y causó centenares de muertos.

"Fue el peor desastre natural en la Península Ibérica desde el terremoto de Lisboa, tanto a nivel de impacto social como de víctimas", recuerda Costa. "Desde el gobierno franquista hubo al principio una política de minimizar lo ocurrido y hacer gala de su rápida intervención, aunque en realidad fueron los ciudadanos los que se organizaron para ayudar a las víctimas", subraya Costa.

Según el meteorólogo, "la situación es difícil que se vuelva a repetir, las repercusiones ahora no serían tan graves porque si para algo sirvió, fue para prevenirnos ante las inundaciones".

Donde sí "cojeamos", opina Costa, es en las medidas de prevención de la sequía, que cada vez será más severa."No tenemos una distribución del agua regular en Cataluña. Donde vive más gente, es decir, en el área metropolitana de Barcelona, escasea mucho más el agua que en otras regiones que están menos pobladas, como las Tierras del Ebro", según el autor.

"La sequía del 2008 -que también aparece en el libro- marcó un antes y un después en la población: El consumo de agua, especialmente en el área metropolitana de Barcelona, bajó mucho durante el tiempo que duró la sequía, pero lo bueno es que no se ha vuelto a recuperar".

Costa confiesa que él mismo ha adoptado medidas propias para reducir el consumo de agua: "yo recojo el agua que sale fría en la ducha con un cubo antes de que la caldera la empiece a calentar y luego la utilizo para regar las plantas".

Para Costa, la sequía es "uno de los problemas más recurrentes en nuestro clima". "Cada 4 o cinco años aproximadamente tenemos algún episodio de sequía, es algo muy normal en nuestro clima, aunque para que se vuelva a repetir una situación como la que vivimos en 2008 el tiempo de retorno es más largo, de bastantes décadas", asevera.

Para aparecer como los peores desastres naturales de Cataluña, los autores compararon la intensidad y violencia de los episodios, junto con su repercusión social, es decir, daños y víctimas y también el revuelo que causaron. "También buscamos incluir de todo tipo: olas de frío, sequía, diluvios, tormentas, ciclones..." añade Costa.

Aunque, según el autor, si se hiciera una estadística sobre los fenómenos climáticos más violentos en Cataluña de los últimos 150 años, el libro estaría "completamente polarizado: únicamente habría sequías e inundaciones porque son lo típico del clima mediterráneo que tenemos".

La obra explica y documenta fenómenos como "la siberiada", la ola de frío que congeló Cataluña en 1956, la ola de calor que causó la muerte de muchas personas en 2003, la nevada del día de Navidad de 1962, las inundaciones de Montserrat en 2000 o las mangas y los tornados de 2005 en Castelldefels. EFE

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