De derecha a izquierda, Alexander Dobrindt y Horst Seehofer.
La CSU juega mal sus cartas y aparece como algo peor que los populistas de AfD. Seehofer y Dobrindt quieren llegar a los musulmanes rechazando, sin embargo, el islam. Un mal camino, señala Lamya Kaddor.
El tema éste de si el islam pertenece o no a Alemania adquiere dimensiones cada vez más grotescas. La respuesta negativa del ministro del Interior y presidente de la Unión Cristianosocial (CSU), Horst Seehofer, ha ido ganando respaldos. El jefe del grupo parlamentario de ese mismo partido, Alexander Dobrindt, afirmó que "el islam no pertenece de ninguna forma a Alemania", o sea tampoco el islam de los reformadores, liberales o críticos que se desarrolla en las universidades alemanas con fondos millonarios entregados por el Estado. Todo indica que estamos muy lejos de llegar al final de este pseudodebate.
Uno puede pensar legítimamente que todo esto no son más que maniobras de campaña de cara a las elecciones bávaras del próximo otoño. No olvidemos que Seehofer puso el tema sobre la mesa sin razones ni necesidad de hacerlo. Y sí, también sabemos que la CSU tiene miedo de los populistas de AfD y la idea de perder los aterroriza. ¿Pero es eso razón suficiente para convertirse en algo peor que AfD?
El error de dividir
Incluso el sentido común señala que no se separa al creyente de su fe para hacer de ellos dos cosas distintas. La religión es eso que sus seguidores viven. En principio, no existe religión sin individuo. Por eso los musulmanes alemanes se preguntan con razón: "¿Qué político dirá algo peor ahora?". Las declaraciones vacías de Seehofer y Dobrindt son, en el tenso presente, potencialmente explosivas. Dividen, distancian y generan reacciones de malestar.
Lamya Kaddor.
"No es de extrañar que las personas en Alemania vean a los musulmanes como peligros potenciales para la cosmovisión occidental", comentó un musulmán en mi página de Facebook, desilusionado tras las declaraciones de Dobrindt. Y otro apuntó: "Si esto sigue así, y no tengo razones para no pensar que seguirá, se vienen tiempos muy sombríos".
Crece la resignación
Igual que con el debate de Sarrazin, crece en los musulmanes alemanes la resignación. Y lo malo es que podemos esperar que después la CSU criticará a estos resignados porque supuestamente se alejan de la sociedad y se encierran en un mundo paralelo. De esta forma, este cínico círculo vicioso se convierte en un juego que nunca acabará.
Personas que generan divisiones como Seehofer y Dobrindt perturban la tranquilidad no solo de los musulmanes alemanes, sino de todos quienes creemos que vivimos en un estado de derecho, en el que podemos compartir más allá de las creencias religiosas, ideologías u orígenes.
¿Qué impulsa a los políticos y otras personalidades a actuar así? ¿Por qué repiten esta insensata declaración sobre el islam una y otra vez a lo largo de los años? Las elecciones son una respuesta, pero creo que ellos, así como una parte importante de la sociedad, se sienten superados por la creciente diversidad. Se sienten bajo presión y por eso reaccionan con ese reflejo de mordida, que se manifiesta con esta declaración.
Para Merkel, el islam sí pertenece a Alemania.
Campaña a costa de una minoría
En 2018, de nuevo es posible que un partido gobernante alemán (¡uno de los países más ricos del planeta!) haga campaña a costillas de una minoría y, de esa forma, divulgue sus planes de exclusión. También por eso este, llamémoslo, "hipo contra el islam" es tan peligroso, y las posibles consecuencias nos son conocidas, dada la historia del país. La declaración "el islam no pertenece a Alemania" nos lleva implícitamente hacia el campo de la islamofobia: islamización, crecimiento de los ghettos, amenazas a la identidad alemana, sometimiento de las mujeres, etcétera.
Si queremos seguir siendo una democracia, no debemos hacernos preguntas vacías sobre la pertenencia del islam a Alemania, sino defender a la sociedad en su conjunto, incluidas las minorías. La fuerza de nuestro estado de derecho solo es posible con sus minorías, no sin ellas.
Autora: Lamya Kaddor (DZC/VT)
Lamya Kaddor nació en 1978 en Ahlen (Westfalia) en el seno de una familia de inmigrantes sirios. Es profesora, educadora de religión musulmana y publicista. Fue presidenta de la Federación Islámica Liberal y fundadora del Foro Musulmán de Alemania. Ambas se presentan como alternativas pluralistas. Recientemente vio la luz su libro autobiográfico titulado "Die Sache mit der Bratwurst - Mein etwas anderes deutsches Leben".(Lo que pasa con el bratwurst: mi vida alemana diferente) ".
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