La mayoría de los países en la parte alta del índice son países de la OCDE, encabezados por Suecia. Le siguen Bélgica, Dinamarca, Noruega, Alemania, Finlandia, Austria, Francia, Países Bajos y Luxemburgo.
España ocupa el puesto 24 de los 35 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el primer índice realizado por Intermon Oxfam y Development Finance International para medir el grado de compromiso de los Gobiernos con la reducción de la brecha entre ricos y pobres.
Se trata de una de las conclusiones del "Índice de Compromiso con la Reducción de la Desigualdad" (CRI), en el que se clasifica a 152 países de todo el mundo en función de los resultados de sus políticas en materia de gasto público, progresividad fiscal y derechos laborales.
España ocupa el puesto 27 de esa clasificación general, pero si se tiene en cuenta solo el contexto de la UE, se sitúa en el 18, "solo por encima de países que se integraron a la Unión mucho más tarde como Hungría, Chipre, Eslovaquia, Croacia, Polonia, Estonia, Letonia, Rumania, Bulgaria y Lituania", comenta a Efe Íñigo Macías, coordinador de Investigación de Oxfam.
¿Qué explica la baja posición de España? Según Macías, el mercado laboral, "incapaz de reducir la desigualdad"; un salario mínimo que en relación al PIB "es bajo", una tasa de desempleo que penaliza que la gente pueda acceder a los beneficios asociados con el crecimiento económico y "una estructura impositiva que podría ser mucho mejor de lo que es".
En España se aprecian desigualdades de género en el ámbito laboral pero también en el tributario, pues "la mujer destina mucho más de su renta al consumo, y cuando los sistemas tributarios descansan en un mayor peso de la imposición indirecta son ellas las que se ven mas penalizadas", recalca Macías.
Por el contrario, España ocupa una "buena posición" en lo referido al gasto social en salud, el 13 de los 28 estados miembro. En todo caso, el estudio concluye que 112 de los 152 países analizados hacen menos de la mitad de lo que potencialmente podrían para abordar la desigualdad, y estados como la India y Nigeria reciben una puntuación especialmente baja. Entre los países ricos, Estados Unidos también obtiene una evaluación "muy mala".
La mayoría de los países en la parte alta del índice son países de la OCDE, encabezados por Suecia. Le siguen Bélgica, Dinamarca, Noruega, Alemania, Finlandia, Austria, Francia, Países Bajos y Luxemburgo. Según Oxfam, como países ricos que son, tienen más margen para recaudar impuestos progresivos porque hay más ciudadanos y más empresas con ingresos elevados que pueden pagar más impuestos.
Pero además, tienen más margen para gastar lo recaudado en servicios públicos y protección social, y hacen frente a la desigualdad aumentando el salario mínimo y apoyando los derechos laborales y de las mujeres.
No obstante, "esto no quiere decir que estos países estén haciendo todo lo que podrían", según el índice. Por ejemplo, Alemania y Dinamarca, que se sitúan en la parte alta del ránking, "podrían hacer sus sistemas tributarios mucho más progresivos de lo que son".
Aun así, el grado en que los países de la OCDE utilizan las políticas públicas para abordar la desigualdad es muy heterogéneo, porque "países como Estados Unidos o España, que están entre las economías más grandes, puntúan muy abajo en el índice".
Oxfam ha realizado este documento después de que en 2015, los mandatarios de 193 gobiernos se comprometieran a reducir la desigualdad como parte de los objetivos de desarrollo sostenible, uno de ellos el de erradicar la pobreza extrema en 2030. EFE
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