domingo, 2 de febrero de 2020

El calendario religioso históricamente ha regido los usos y costumbres agrícolas

Valencia01.02.2020,religiondigital.org,Baltasar Bueno


Templo parroquial de Manuel.

Una antiquísima costumbre musulmana de sus fiestas religiosas, después cristianizada

La fiesta de la Candelaria en Manuel es un caso típico y claro de cómo el calendario religioso históricamente ha regido los usos y costumbres del mundo rural y agrícola. El 2 de febrero, junto con la bendición de las candelas, el Porrat y la procesión, en Manuel se celebra la suelta de aguas de la Acequia Comuna de l'Énova, las cuales el 17 de enero, día de Sant Antoni del Porquet, son cortadas al paso por dicha acequia para su reparación y limpieza. El agua es la vida de Manuel y sus frondosos campos y tras unos días sin ella, el día de la Candelaria vuelven a ser soltadas para el riego. Regresa la vida.

Decir fiesta religiosa, la principal de cualquier pueblo, y enseguida se piensa en feria comercial, que en Manuel se llama Fireta, minúscula, pero alegría del pueblo. Nadie se queda en casa, todos salen a verla, a comprar en ella. Incluso los de Manuel que viven lejos, ese día vuelven como sus aguas «per la caneleta», que guardarán para los días de gran tormenta. Es uno de sus signos de identidad, lugar de reencuentros.

Este año lo harán con las campanas de la Iglesia de Santa Ana y San Gil remozadas. Campanas que en guerra sirvieron para dar la alarma cuando se acercaba «la pava» a bombardear. Y que a su regreso darán concierto junto con la banda de música de Manuel, tras lo que serán izadas a lo alto de su esbelto campanario para volver a presidir pueblo, campos y parajes, como el de las Salinas, que dejaron de ser militares para volver al pueblo, como las aguas.

Presidirá tierras y aguas, éstas derivadas de la Séquia Comuna, que han regado su vergel agrícola. Abel Soler, en su muy interesante investigación, habla de que riega «la Yânubah dels àrabs», el Pla d'Enova, más de 20.000 hanegadas, dentro de las que están las de Manuel, la partida más privilegiada y más antigua de las que regaban los musulmanes en esa zona de la Ribera Alta.

Los valenciano-musulmanes dominaban muy bien la ingeniería hidráulica y eran muy cuidados con el sistema de regadíos que habían diseñado. Procuraban tener las acequias y los cauces muy limpios, en perfecto estado de conservación. El corte de aguas para hacer «l'escurà de les cequies» lo tenían programado según su calendario religioso islámico, de final de febrero al primer viernes de marzo. En 1600, los cristianos viejos de l'Énova decidieron cristianizar el plan de corte de aguas, de San Antonio a la Candelaria.

Leyendo el detalladísimo relato de la historia de Soler, un trabajo de moros, se observa que todo lo importante de Manuel ocurría en torno a la Candelaria, como es el caso del otorgamiento de la Carta Puebla el 1 de febrero de 1610, casi casi el Día Nacional de Manuel. Y ahora ha vuelto a suceder lo mismo reservándose la Candelaria para la bendición y colocación de las campanas restauradas. Una fiesta religiosa que se ha convertido en seña de identidad religiosa y cívica del pueblo.

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