domingo, 10 de septiembre de 2017

La asistencia religiosa como medida preventiva

Madrid,10-09-2017,elconfidencial.com,MARCOS GARCÍA REY


Exterior de la cárcel de Topas. (Google Maps)

Además de mejorar las prisiones y el conocimiento de sus empleados, además de incorporar unidades de inteligencia a las cárceles, Gilles de Kerchove afirma a este diario que sería positivo invertir “en un cuerpo suficiente de imanes de confianza y bien formados para trabajar con los radicales”. El coordinador antiterrorista de la UE cuenta que la Comisión Europea está apoyando económicamente a los Estados miembros para luchar contra la radicalización dentro y luego fuera de las cárceles.

En España, la realidad es que la inversión en “imanes de confianza” es escasa, tanto como 9.000 euros presupuestados en 2017 para pagar el sueldo y los gastos derivados de las visitas a las cárceles de 16 asistentes religiosos islámicos que llegan a cubrir ni la quinta parte de los 93 prisiones existentes. El convenio que funciona desde 2007 fue firmado por el Ministerio del Interior y la Comisión Islámica de España (CIE). Esto en el conjunto de España, ya que en Cataluña, cuyo convenio data de 2008, se acordó entre el Departamento de Justicia de la Generalitat y el Consell Islàmic de Catalunya.

La mayoría de los reclusos musulmanes, especialmente los radicalizados, no aceptan reunirse con los imanes que les imponen

El presidente de la CIE, Riay Tatary, dice que los medios son insuficientes, pero “para ser justos ‒recalca Tatary—, el diálogo es fluido con Instituciones Penitenciarias y hay más sensibilidad que hace unos años”. Recalca que en países como Alemania o Países Bajos los imanes visitadores tienen contrato fijo y cada prisión cuenta con un oratorio específico.

Los imanes marroquíes Abdelmalik Sbai y Salah al Ouakili visitan a los reclusos musulmanes de las cárceles Castellón I y II, esta última en Albocàsser. “La asistencia religiosa es imprescindible, lo vemos como una oportunidad para modificar la idea de un islam erróneo, ya que nadie tiene las llaves de la puerta del Paraíso, salvo Alá”, cuenta Al Ouakili. A veces acuden juntos, otras por separado. Van una vez cada quince días a cada centro donde les reciben medio centenar de reclusos de los aproximadamente 270 que hay. Una minoría donde hay dos condenados por yihadismo, a los que dedican específicamente escasos 15 minutos al mes.

Fuentes penitenciarias señalan que la mayoría de los musulmanes, especialmente los radicalizados, no aceptan reunirse con los imanes que les impone la Administración. Agregan que en prisión es muy difícil la desradicalización y la reinserción: “¿Cómo puedes hacer esa labor con muros de seis metros de alto?”

Un imán con años de experiencia como asistente religioso en las cárceles y que prefiere guardar su identidad sostiene que hay que hablar y actuar temprano con los internos cuando manifiestan el más mínimo indicador de radicalización. “He hablado con adolescentes en los reformatorios que dicen que robar a los no musulmanes está permitido. También me he encontrado casos de reclusos que contaban que vendían drogas para corromper la sociedad y la economía europeas”, narra el imán. “Ese discurso no se puede permitir”, afirma, Asimismo, defiende que hay que dialogar con los yihadistas porque “lo que hacemos es encerrarlos en celdas y ahí los arrojamos, pero el problema continúa detrás de las rejas”.

Respecto a la asistencia religiosa en Cataluña, Miguel Ángel Pérez, coordinador de la plataforma Musulmanes contra la Islamofobia, se lamenta de que los imanes que visitan las cárceles catalanas sean salafistas: “El salafismo tiene un discurso de odio contra los propios musulmanes que son sufíes o chiíes. No se puede decir que sea una puerta directa al terrorismo, pero sí al extremismo religioso”.

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