China, 08 Mayo 2019, lainformacion.com, RAMÍREZ
Uigures musulmanes rezando en la mezquita de Id Kah, en Kashgar. / Flickr / Preston Rhea
Una investigación de The Guardian y Bellingcat revela la destrucción sistemática de templos en Xinjiang, una zona de mayoría musulmana.
El oeste de China es una suma de etnias y credos tan diversos que, a menudo, los conflictos son inevitables: la soberanía del Tíbet, hogar del dalái lama fronterizo con la India, ha cambiado de manos varias veces en el último siglo y medio; por su parte, Xinjiang -una de las cinco regiones autónomas del país, situada entre Cachemira y Mongolia-vivió hace una década una ola de violencia que ha dividido a su población y que a día de hoy ha derivado en un movimiento por la independencia que crece y crece entre la etnia Uigur, de mayoría musulmana y con mayor presencia en la zona que la Han -predominante en el 92% de China-. Un problema que Pekín parece haber decidido atajar por lo sano, arrasando sus templos sagrados y deteniendo a miles de personas. Según Estados Unidos, esa cifra podría llegar al millón de retenidos.
El secretario estadounidense asistente de Defensa para la región de Asia-Pacífico, Randall Schriver, denunciaba el pasado viernes que más de un millón de personas podrían estar detenidas en los "campos de concentración" ubicados en Xinjiang. Sin embargo, China ha argumentado en los últimos meses que estas instalaciones son centros de reeducación para extremistas islámicos y que son de ingreso voluntario. A pesar de la desconfianza suscitada en las potencias a raíz de esta explicación, Pekín mantiene que los uigures radicales son los responsables de que se extienda esta ideología en la región.
"El Partido Comunista Chino está utilizando a las fuerzas de seguridad para encarcelar masivamente a musulmanes en estos campos de concentración", explicaba Schriver ante el Pentágono, sugiriendo que el número de uigures detenidos en Xinjiang podría incluso rondar los tres millones. Aunque se trata de un cifra sin confirmar, una filtración de un oficial de seguridad de los campos a 'Radio Free Asia' revelaba en 2018 que unas 120.000 personas permanecían recluidas. Por otro lado, un reportaje del 'New York Times' publicado el pasado septiembre desvelaba las prácticas a las que están sometidos los presos: deben cantar himnos elogiando al Partido Comunista Chino y escribir ensayos de autocrítica, y también son sometidos a abusos físicos y verbales por parte de los guardias de la prisión.
Según los últimos datos censales del Asia Research Institute en 2010 -los últimos facilitados por China datan del año 2000-, hay unos 8,3 millones de uigures en la región de Xinjiang, que representan el 46% de la población total, mientras que los Han representan el 40%, con unos 7,5 millones de personas. Si seguimos la evolución democgráfica de la zona, en 1949 -cuando el Ejército Popular de Liberación ocupó Xinjiang- los Han constituían exclusivamente el 6% de la población.
Mezquitas arrasadas y líderes espirituales detenidos
Además, desde 2016 al menos 24 mezquitas y centros de oración de Xinjiang han sido demolidos por parte de las autoridades chinas, quienes observan con recelo el auge del soberanismo entre los uigures, tal y como apunta este artículo en el que 'The Guardian' y 'Bellingcat' han llevado a cabo una investigación comparando imágenes satelitales de hace más de tres años y las más actuales para reconstruir qué templos han desaparecido del mapa. Sin embargo, los autores del estudio advierten que la cifra podría ser mucho mayor, ya que no disponen de información completamente actualizada.
Hay unas 15.000 mezquitas en Xinjiang, aproximadamente una por cada pueblo musulmán. Sin embargo, los investigadores solo han podido analizar 91 emplazamientos, de los cuales 31 mezquitas y dos centros de oración han sufrido daños estructurales fatales entre 2016 y 2018, tal y como muestran los mapas satelitales comparados. 17 de las edificaciones han sido completamente destruidas, mientras que el resto de mezquitas dañadas han sido arrasadas posteriormente. Teniendo en cuenta esta proporción (33 construcciones demolidas de 91 analizadas), se puede concluir que al menos un tercio de los edificios musulmanes de Xinjiang podrían haber sido eliminados del mapa.
Tumba el Imán Asim
Tumba el Imán Asim. / Uyghur American Association (UAA)
Una de las mayores pérdidas ha sido la tumba del Imán Asim, en Hotán, lugar sagrado de peregrinaje para los uigures y los musulmanes de países aledaños como Pakistán o Tayikistán o Kirguistán. Como se puede apreciar en la imagen superior, el nicho se encuentra en una zona de dunas, sin apenas seguridad ni edificios colindantes, por lo que es fácilmente accesible. "Las imágenes de la tumba del Imán Asim en ruinas son bastante impactantes. Para los peregrinos más devotos, debe ser descorazonador", explica a 'The Guardian' Rian Thum, un historiador del Islam en la Universidad de Nottingham.
Pero esta limpieza religiosa no se limita exclusivamente a los templos: en los últimos dos años, varias organizaciones han denunciado la detención sistemática de líderes espirituales y referentes culturales uigures. La estrella del pop Ablajan Awut Ayup, el poeta y escritor Perhat Tursun, el músico Abdurehim Heyit, el futbolista Erfan Hezim -recientemente liberado y fichado por un equipo de la segunda división China-, el lingüista y académico Muhammad Salih Hajim -quien murió bajo arresto a principios de 2018- o el presidente de la Universidad de Xinjiang, Tashpolat Teyip, son solo algunas de las figuras detenidas por Pekín.
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