El ministro de Exteriores de Polonia, Jacek Czaputowicz. EP
La libertad de religión y de expresión deberían reforzarse mutuamente (La persecución a cristianos sigue extendiéndose a escala global, con Corea del Norte y Afganistán a la cabeza).
La Asamblea General de las Naciones Unidas resolvió instaurar que cada día 22 de agosto se celebre el "Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia en base a la Religión o Creencia".
Esta resolución condena "todos los actos de violencia contra las personas por su religión o creencia, así como los actos dirigidos contra sus hogares, negocios, propiedades, escuelas, centros culturales o lugares de culto, así como todos los ataques contra y en lugares religiosos, sitios y santuarios que violan el derecho internacional".
La resolución, propuesta por Brasil, Canadá, Egipto, Irak, Jordania, Nigeria, Pakistán, Polonia y los Estados Unidos, fue adoptada por consenso.
La resolución también afirma que "la libertad de religión o de creencia, la libertad de opinión y expresión, el derecho de reunión pacífica y el derecho de libertad de asociación son interdependientes, están interrelacionados y se refuerzan mutuamente".
Según la resolución de Naciones Unidas, estos derechos (libertad de religión, opinión, asociación) pueden ayudar "en la lucha contra todas las formas de intolerancia y de discriminación basadas en la religión o creencia". El ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, Jacek Czaputowicz, presentó la resolución.
"Esperamos que ayude a combatir los delitos de odio y los actos de violencia relacionados con la religión o las creencias, y que fortalezca aún más el diálogo interreligioso", dijo.
La resolución no se enfoca en las víctimas de ninguna religión o creencia en particular y busca elevar el respeto por la diversidad religiosa, explicó Czaputowicz. Estados Unidos aprovechó el debate para señalar a China como un ejemplo de violencia estatal contra las personas por su religión.
El representante interino de los Estados Unidos ante el Consejo Económico y Social de la ONU, Austin Smith, denunció que en la región china occidental de Sinkiang "más de un millón de uigures, kazajos, kirguises y otros miembros de grupos minoritarios musulmanes han sido detenidos arbitrariamente en campos desde abril de 2017. Hay informes perturbadores de trabajo forzoso, tortura y muertes en estos campos".
Pidió a los países de la ONU que presionen a China para que respete los derechos de musulmanes, cristianos, budistas tibetanos y practicantes de la religión Falun Gong.
El delegado chino respondió que los campamentos mencionados eran centros de capacitación vocacional y educativa contra la pobreza. Aprovechó también para cuestionar el trato de Estados Unidos para con sus pueblos indígenas.
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