El Gobierno chino publicó hoy un libro blanco sobre la "protección de la cultura y el desarrollo" en la región de Xinjiang, en medio de las críticas de la comunidad internacional por la persecución que sufren los musulmanes en la zona.
El Consejo de Estado, citado por la agencia estatal de noticias Xinhua, señaló que Xinjiang -de mayoría musulmana- es hogar de muchos grupos étnicos y un lugar de "integración cultural", e insistió en que el Gobierno respeta "su libertad de creencia religiosa".
En el documento, aseguran que han trabajado para "modernizar" las culturas étnicas, fortalecer los intercambios culturales y mejorar la confianza de estos grupos, ya que su conservación y protección es una de las prioridades gubernamentales.
Sin embargo, organizaciones de defensa de derechos humanos como Amnistía Internacional aseguran que cerca de un millón de personas se encuentran detenidas en centros de reeducación, donde se producen "lavados de cerebro", abusos, torturas y muertes bajo custodia.
Las autoridades regionales defienden que estos campos son realmente centros de "formación profesional" que ofrecen un oficio para salvarles del terrorismo y el extremismo religioso.
En Xinjiang, los musulmanes -hay unos 23 millones en el país asiático- tampoco pueden practicar la fe con libertad, ya que tienen prohibido usar velo, llevar barba "anormal", orar regularmente o tener libros sobre el Islám o la cultura uigur, porque todo ello es considerado por China como una conducta "extremista". EFE
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