lunes, 22 de junio de 2009

Una sociedad intercultural no debe prohibir el uso de símbolos propios, aunque sean solo utilizados por la mujer

Juan Manuel Fernández del Torco Alonso.

La Excma. Sra. Ministra de la Igualdad ha puesto recientemente sobre el tapete político y social, el hecho del uso del velo por parte de la mujer musulmana por entenderlo como un hecho discriminatorio. Y ello es sólo una verdad a medias, porque si bien es cierto que el uso de éste simboliza, en cierto modo, la discriminación de la mujer; pero no es menos cierto que su uso también representa para muchas mujeres musulmanas la defensa de una identidad, con cuya limitación se postula la xenofobia y la islamofobia, puesto que hay mujeres que están utilizando el velo en su lucha contra la discriminación de género.

De esta última afirmación nos surgen ciertos interrogantes a las que hemos de dar respuesta. ¿Se corrige la discriminación prohibiendo el velo? ¿Se ataca a la discriminación eliminando aquello que sólo es un símbolo externo de la misma?. Estas preguntas nos obligan a reflexionar un poco sobre los efectos que puede tener la prohibición.

En el caso de Francia, se ha comprobado que el efecto más importante que tuvo la adopción de la medida fue la prohibición de uso en las escuelas públicas, y sin embargo en el país galo no proliferaron las escuelas privadas musulmanas. Por tanto a las chicas no se les brindó ni siquiera la posibilidad de decidir por sí mismas quitarse el velo, porque allí no se le permite su utilización. El efecto inmediato a tal prohibición fue el reforzamiento del simbolismo identitario del velo, y su uso se convirtió en una reivindicación en la que se implicaron todos los musulmanes.

Es indudable que la prohibición también genera efectos negativos ante los colectivos de mujeres musulmanas que luchan contra la discriminación. Así se observa que muchas de ellas, tanto en Europa como en los países árabes, han adoptado como símbolo de la lucha en pro de la equiparación de derechos y por la ocupación igualitaria del espacio público respecto a los hombres, el uso del velo, al considerar que su utilización facilita su lucha y sus objetivos.

Y por el contrario, estiman que con la prohibición se devuelve al hombre a posiciones prominentes, trasladando el centro del debate del terreno de la discriminación de la mujer, al plano de la defensa de la identidad religiosa.
Confesionalidad religiosa expresamente reconocida por el Estado Español, en 1993, y ante tal circunstancia, el efecto directo de la prohibición del uso del velo, no cabe entenderlo, ni considerarlo como una mera prohibición de utilización en centros y recintos públicos, como si fuera una situación análoga a la prohibición de fumar, sino que esta limitación de uso constituye un algo más, en cuanto que implícitamente viene a negar la interculturalidad de la que tanta gala se ha hecho desde el Gobierno Zapatero.

Olvidando con tal propuesta, aunque sea mero sondeo, que el fenómeno intercultural es algo más que la mera coexistencia o el diálogo de culturas; es una relación sostenida entre ellas. Es una búsqueda expresa de superación de prejuicios, del racismo, de las desigualdades y las asimetrías que caracterizan al país, bajo condiciones de respeto, igualdad y desarrollo de espacios comunes.

Y una sociedad sólo cabe adjetivarla de intercultural cuando en ella se de un proceso dinámico, sostenido y permanente de relación, comunicación y aprendizaje mutuo. Donde medie un esfuerzo colectivo y consciente en pro del desarrollo de las potencialidades de personas y grupos que tienen diferencias culturales, pero sobre una base de respeto y creatividad, superando actitudes individuales y colectivas que mantienen el desprecio, el etnocentrismo, la explotación económica y la desigualdad social.

Luego, la interculturalidad no es la simple toleración recíproca, ni meramente reconocer al "otro" sino entender que la relación enriquece a todo el conglomerado social, creando un espacio no solo de contacto sino de generación de una nueva realidad común, con los aspectos más atractivos de todas las culturas, al tiempo que favorece la eliminación progresiva de prejuicios y resistencia mutuos.

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