jueves, 25 de junio de 2009

Musulmanes en Alemania: ni radicales, ni socialmente aislados

Alemania,24.06.2009,dw-world.de

Sólo el 30% de las mujeres musulmanas usa pañuelo en Alemania.

Son más de lo que se creía y están mejor integrados de lo que se pensaba: alrededor de cuatro millones de musulmanes viven en Alemania y sólo unos pocos pueden ser calificados de marginados o radicales.

La política de integración del Gobierno alemán va a tener que ser sometida a un proceso de reajuste ya que, al menos en lo que al importante grupo de los ciudadanos de religión musulmana se refiere, ésta se sustenta en presupuestos no del todo correctos.

Según un informe reciente, elaborado por la Oficina Federal para la Migración y los Refugiados, en Alemania viven unos cuatro millones de musulmanes, y no tres millones como hasta ahora se contaba. Casi la mitad de ellos, el 45 por ciento, tiene la nacionalidad alemana y, por lo general, este grupo es mucho más diverso y menos uniforme de lo que en repetidas ocasiones le achacan la actividad política y la cobertura informativa.

No más religiosos que otros

"El islam es paz".

El mayor grupo entre los que creen en Alá, 2,5 millones de personas, lo componen en Alemania ciudadanos de origen turco. A éstos les siguen bosnios, búlgaros y albanos, que aportan juntos 500.000 musulmanes a la sociedad germana, y en tercer lugar se encuentran los inmigrantes procedentes de Oriente Próximo, con 350.000 seguidores del Corán. En total, el cinco por ciento de la población practica aquí la religión musulmana.



Pese a estar no poco presentes en el tejido social, los musulmanes son, en muchas ocasiones, observados con una mezcla de recelo y gran cantidad de prejuicios. Sobre todo, se los considera personas altamente religiosas, incluso extremistas o fundamentalistas. La encuesta realizada por la Oficina Federal para la Migración y los Refugiados, sin embargo, no corrobora estas apreciaciones: aunque la mayoría de los 17.000 encuestados se considera una persona religiosa, sólo un tercio calificaría de "fuerte" su apego a las reglas islámicas.

Así, el estudio, que lleva por título "Vida musulmana en Alemania", concluye que "las comparaciones entre los prosélitos del islam y los de otras creencias demuestran que el alto grado de religiosidad no es una cualidad exclusiva de los musulmanes. Las diferencias que se presentan entre unos grupos religiosos y otros son mínimas".

Problema socioeconómico, no religioso

<--Güllü Özügenc imparte religión islámica en un colegio alemán.

La mayoría de los musulmanes encuestados se manifiesta a favor de que los principios de su religión sean impartidos en los colegios. Más de tres cuartos de los preguntados vería con buenos ojos que el islam formase parte de los programas escolares de Alemania, de modo similar a lo que sucede con el cristianismo.

El asunto de la asignatura religiosa ha motivado en el país, sin embargo, menores debates que cuestiones como la del pañuelo con el que las mujeres musulmanas se cubren la cabeza, y eso a pesar de que sólo el 30 por ciento de las encuestadas dice portarlo y de que la mayoría de las que reconocen hacer uso de este símbolo son mujeres mayores, esto es, pertenecientes a la primera generación inmigrante. Sólo un 10 por ciento de las colegialas musulmanas permanece exenta de las clases de deporte, natación y de las excursiones escolares por motivos religiosos. En definitiva: el documento percibe cierta dramatización de algunos temas en la opinión pública y un exceso de discusiones en torno al islamismo que poco tienen que ver con la realidad en la vida diaria de los musulmanes.

Y el informe constata otro dato que concuerda poco con la imagen prototípica del musulmán: sólo uno de cada cinco pertenece en Alemania a una agrupación de carácter religioso; la mayoría de los que se asocian lo hacen en organizaciones alemanas. Con todo, el estudio rechaza que el mayor o menor grado de integración en la sociedad alemana tenga algo que ver con la pertenencia a una creencia determinada.

Mucho más relevante en esta cuestión es el nivel educativo. Es decir, el problema no es confesional sino socioeconómico y está directamente relacionado con los años 60 y 70 y con el tipo de inmigrantes a los que Alemania ofreció entonces trabajo: muchos de ellos turcos, yugoslavos, marroquíes o tunecinos, de religión musulmana, pertenecientes a clases sociales bajas y con escasa formación.

Autor: Zoran Arbutina
Editor: Pablo Kummetz

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