Madrid,13/08/2008,expansion.com, por Rosario Fernández
Daniel desbanca a Alejandro como nombre propio más común; mientras, Lucía sigue en lo más alto desde 2003, superando a María. Los tradicionales Roberto o ‘Paco’ pierden peso en favor de otros más exóticos.
Será algo con lo que el niño tendrá que convivir, para bien o para mal, el resto de su vida. Por este motivo, algunos padres buscan nombres exóticos que diferencien a su hijo; otros prefieren no complicarse la vida y rendir un homenaje a alguno de los familiares; los hay que se inclinan por ver la cara del recién nacido y decidir entonces qué nombre le pega más; e incluso, están aquellos que deciden bautizar a sus vástagos con el nombre de alguno de sus ídolos musicales, cinematográficos o deportivos. Sea por la razón que sea, Daniel y Lucía han sido, según el Instituto Nacional de estadística (INE) los nombres más inscritos para los nacidos en 2007. Le siguen Alejandro y Pablo –para ellos– y María y Paula –para ellas–.
Daniel contra Alejandro
A la vista de los resultados, por primera vez, el nombre de Daniel parece haber desbancado al de Alejandro que ocupaba el puesto número uno en todo lo que llevamos de siglo XXI. Por lo que respecta a las féminas, no ha habido ningún cambio significativo en lo más alto, ya que Lucía sigue ostentando este puesto desde que en 2003 se lo arrebató a otro clásico, María.
Atrás han quedado muchos años de Pepes, Pacos, Antonios o Manolos, los nombres más comunes entre los españoles nacidos antes de los años 20 y hasta la década de los 70. A partir de entonces, David, Daniel o Alejandro han sido los elegidos.
También parecen quedar en el olvido los larguísimos José Luis, José Manuel, Juan Carlos, José Antonio o Francisco José tan del gusto de las décadas de los 50,60 y 70. Los años 80 fueron la época del renacer de los Christian, Kevin o Jonathan, nombres que han pervivido hasta la actualidad.
Sin embargo, los padres de hoy en día prefieren nombres simples. De hecho, en 2007 fueron más numerosos los Aarón, Mohamed, Iker o Pau que los tan patrios nombres compuestos. Fenómenos como la inmigración o la apuesta por los nombres propios gallegos, catalanes o vascos parecen tener mucho que ver en este cambio de tendencia.
En cuanto a las niñas, se puede afirmar, sin lugar a dudas, que España siempre ha sido un país de Marías –y sus derivados–, un nombre que siempre ha copado los primeros puestos. Desde antes de 1920 y hasta los años 30, la mayor parte de las nacidas eran bautizadas con ese nombre. Durante las cuatro décadas posteriores, María del Carmen se configuró como el más inscrito, junto con Carmen, María Dolores, Josefa o Ana María.
Los 80 supusieron un cambio y aunque María siempre estuvo ahí, Cristina o Laura subieron en el escalafón. Fueron años en los que se empezaron a escuchar nombres que, por primera vez, no se pronunciaban tal y como se escribían. La influencia de la televisión y del cine tuvo mucho que decir en las Jessicas, Vanessas, Sheilas o Jennifers que nacieron aquella época y que aún perviven.
Diferencias entre regiones
Por comunidades, Lucía sigue siendo el nombre propio más común. La excepción la conforman Baleares –que prefiere Paula–, Murcia y La Rioja –que optan por María–, País Vasco –que elige Uxue– y Ceuta y Melilla, donde la mayoría de las nacidas en 2007 se llaman Noor y Romaisa, respectivamente.
También aquí gustan Salma, Aaya, Diera, Yamina, Iman o Hajar. Las regiones con lengua propia se inclinan por nombres de la tierra, como Galicia, donde Noa, Uxía o Antía están entre los elegidos. Por su parte, Uxue, Ane, Nahia, Irati, Leire o Izaro son los más inscritos en País Vasco y en Navarra.
Y aunque los niños presentan una variedad mayor, tanto Baleares como Cataluña se inclinan por un nombre catalán: Marc. País Vasco y Navarra también eligen uno autóctono, Iker. Alejandro se mantiene en Andalucía, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura y Murcia. Canarias, Castilla y León y Madrid prefieren Daniel, y Diego triunfa en Aragón y Asturias, mientras que en Cantabria, Galicia y La Rioja se decantan por Pablo.
Las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, con una gran mayoría de población musulmana, optan tanto por nombres árabes, como Mohamed, hebreos como Adam o Aarón o latinos, como Pablo, a la hora de elegir el nombre de sus vástagos.
Islam España es el portal del islam en lengua española , un proyecto de futuro para la convivencia,la cooperación y el diálogo.
Daniel desbanca a Alejandro como nombre propio más común; mientras, Lucía sigue en lo más alto desde 2003, superando a María. Los tradicionales Roberto o ‘Paco’ pierden peso en favor de otros más exóticos.
Será algo con lo que el niño tendrá que convivir, para bien o para mal, el resto de su vida. Por este motivo, algunos padres buscan nombres exóticos que diferencien a su hijo; otros prefieren no complicarse la vida y rendir un homenaje a alguno de los familiares; los hay que se inclinan por ver la cara del recién nacido y decidir entonces qué nombre le pega más; e incluso, están aquellos que deciden bautizar a sus vástagos con el nombre de alguno de sus ídolos musicales, cinematográficos o deportivos. Sea por la razón que sea, Daniel y Lucía han sido, según el Instituto Nacional de estadística (INE) los nombres más inscritos para los nacidos en 2007. Le siguen Alejandro y Pablo –para ellos– y María y Paula –para ellas–.
Daniel contra Alejandro
A la vista de los resultados, por primera vez, el nombre de Daniel parece haber desbancado al de Alejandro que ocupaba el puesto número uno en todo lo que llevamos de siglo XXI. Por lo que respecta a las féminas, no ha habido ningún cambio significativo en lo más alto, ya que Lucía sigue ostentando este puesto desde que en 2003 se lo arrebató a otro clásico, María.
Atrás han quedado muchos años de Pepes, Pacos, Antonios o Manolos, los nombres más comunes entre los españoles nacidos antes de los años 20 y hasta la década de los 70. A partir de entonces, David, Daniel o Alejandro han sido los elegidos.
También parecen quedar en el olvido los larguísimos José Luis, José Manuel, Juan Carlos, José Antonio o Francisco José tan del gusto de las décadas de los 50,60 y 70. Los años 80 fueron la época del renacer de los Christian, Kevin o Jonathan, nombres que han pervivido hasta la actualidad.
Sin embargo, los padres de hoy en día prefieren nombres simples. De hecho, en 2007 fueron más numerosos los Aarón, Mohamed, Iker o Pau que los tan patrios nombres compuestos. Fenómenos como la inmigración o la apuesta por los nombres propios gallegos, catalanes o vascos parecen tener mucho que ver en este cambio de tendencia.
En cuanto a las niñas, se puede afirmar, sin lugar a dudas, que España siempre ha sido un país de Marías –y sus derivados–, un nombre que siempre ha copado los primeros puestos. Desde antes de 1920 y hasta los años 30, la mayor parte de las nacidas eran bautizadas con ese nombre. Durante las cuatro décadas posteriores, María del Carmen se configuró como el más inscrito, junto con Carmen, María Dolores, Josefa o Ana María.
Los 80 supusieron un cambio y aunque María siempre estuvo ahí, Cristina o Laura subieron en el escalafón. Fueron años en los que se empezaron a escuchar nombres que, por primera vez, no se pronunciaban tal y como se escribían. La influencia de la televisión y del cine tuvo mucho que decir en las Jessicas, Vanessas, Sheilas o Jennifers que nacieron aquella época y que aún perviven.
Diferencias entre regiones
Por comunidades, Lucía sigue siendo el nombre propio más común. La excepción la conforman Baleares –que prefiere Paula–, Murcia y La Rioja –que optan por María–, País Vasco –que elige Uxue– y Ceuta y Melilla, donde la mayoría de las nacidas en 2007 se llaman Noor y Romaisa, respectivamente.
También aquí gustan Salma, Aaya, Diera, Yamina, Iman o Hajar. Las regiones con lengua propia se inclinan por nombres de la tierra, como Galicia, donde Noa, Uxía o Antía están entre los elegidos. Por su parte, Uxue, Ane, Nahia, Irati, Leire o Izaro son los más inscritos en País Vasco y en Navarra.
Y aunque los niños presentan una variedad mayor, tanto Baleares como Cataluña se inclinan por un nombre catalán: Marc. País Vasco y Navarra también eligen uno autóctono, Iker. Alejandro se mantiene en Andalucía, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura y Murcia. Canarias, Castilla y León y Madrid prefieren Daniel, y Diego triunfa en Aragón y Asturias, mientras que en Cantabria, Galicia y La Rioja se decantan por Pablo.
Las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, con una gran mayoría de población musulmana, optan tanto por nombres árabes, como Mohamed, hebreos como Adam o Aarón o latinos, como Pablo, a la hora de elegir el nombre de sus vástagos.
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