sábado, 28 de octubre de 2017

Cuando Madrid se llamaba Mayrit

Madrid,28/10/2017,lavanguardia.com,JUAN SARDÁ


Cuando Madrid se llamaba MayritLa muralla de Madrid (Juan Sardá)

A pocos metros de la catedral de la Almudena, la muralla árabe recuerda el pasado musulmán de la ciudad

El fundador de Madrid fue un tal Mohamed I de Córdoba y hoy un modesto parque lo recuerda. Situado en la zona de la Almudena o el Palacio Real, el parque está un poco escondido porque hay que desviarse de la calle Bailén por una callejuela que parece que no lleva a ningún sitio. Allí nos encontramos con los vestigios de la antigua muralla que protegía la ciudad en el pasado mileno.

Fue alrededor del año 850 cuando los musulmanes, que dominaban la península ibérica, fundaron lo que entonces se llamaba Mayrit en la cuenca del río Manzanares. El emplazamiento de la muralla no fue casual, defendía la “almudaina” o ciudadela musulmana de Mayrit, que estaba emplazada donde hoy se encuentra el Palacio Real. El lugar no era casualidad, cerca de la muralla se encontraban reservas acuíferas y una vega cultivable.


La antigua muralla de Madrid, ubicada de espaldas a la Almudena (Juan Sardá)

La muralla actualmente visible también coincide con una de las tres puertas que tenía el recinto, la puerta de la Vega. Las otras dos eran la puerta de la Mezquita, situada en la calle Mayor que daba paso a la parte civil, y la de la Sagra, que comunicaba con las huertas por la actual calle Bailén.

Madrid fue incorporada a los reinos cristianos en el siglo XI. Entonces, los cristianos que comenzaron a habitar a la ciudad conquistada alargaron la muralla con fines defensivos y se estableció lo que hoy se conoce como muralla cristiana, de la que quedan algunos vestigios por la zona de la Cava Baja.

Durante la época árabe, la muralla protegía la parte ‘noble’ de la ciudad, donde se encontraba el Alcázar y la mezquita mientras las clases populosas de los musulmanes vivían en los alrededores del muro. En el año 1162 Fernando II ocupó Madrid tras sus conquistas en Toledo. Comenzó una nueva etapa que poco a poco iría borrando las huellas del pasado árabe.

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