Los resultados del estudio que se basó en analizar restos rocosos de antiguos planetas que orbitan a enanas blancas, aumentan la probabilidad de que existan mundos con vida extraterrestre.
Una gran cantidad de planetas similares a la Tierra podrían estar dispersos en el universo, lo que aumenta las expectativas de que existan mundos con vida, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de California (EE.UU.) que ha sido publicado esta semana en la revista Science.
Durante la investigación patrocinada por la NASA los científicos observaron rocas de seis sistemas solares que rodean a enanas blancas. Estas son estrellas muertas que alguna vez fueron similares nuestro sol. En su etapa evolutiva final, las enanas blancas atraen material rocoso de los objetos más pequeños que orbitan alrededor de ellas debido a que se contraen y expanden.
Al analizar la química de las estrellas los expertos consiguieron al mismo tiempo comprender la composición de las rocas de planetas que alguna vez lo orbitaron. Estos datos pueden arrojar información sobre su habitabilidad, campo magnético, atmósfera y la existencia tectónica de placas.
Planetas habitables
Sus hallazgos revelaron que estos antiguos planetas podían tener una composición muy similar a la Tierra o Marte. "Mientras más rocas alrededor de otras estrellas se parezcan a las rocas que formaron la Tierra, es más probable que haya planetas habitables como la Tierra", afirmó la autora principal, Alexandra Doyle, a Newsweek.
"Los resultados son consistentes con las fuentes de oxígeno de la Tierra, Marte y los asteroides típicos del Sistema Solar, lo que sugiere que al menos algunos exoplanetas rocosos son geofísica y geoquímicamente similares a la Tierra", explican los investigadores en el estudio.
"Si las rocas extraterrestres tienen una cantidad de oxidación similar a la de la Tierra, entonces se puede concluir que el planeta tiene una tectónica de placas similar y un potencial similar para campos magnéticos como la Tierra, que se cree que son ingredientes clave para la vida", sostiene la coautora Hilke Schlichting en un comunicado.
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