Esta secuencia del ADN está asociada con la inclinación a diversas conductas asociales, tales como las peleas, la portación y empleo de armas y la pertenencia a bandas y pandillas.
El comportamiento agresivo y asocial guarda una estrecha relación con el genoma humano, en particular con una secuencia de ADN apodada el 'gen guerrero', de modo que la posibilidad de predecir esta predisposición genética puede ayudar en la prevención de actos hostiles entre estudiantes y al desarrollo de terapias conductuales más efectivas, sugiere una investigación.
En el trabajo, publicado el pasado 3 de diciembre en la revista International Journal of Psychophysiology, formaron parte 285 adolescentes de entre 12 y 19 años. Los autores del estudio determinaron que el 98 % de los participantes que poseían una versión poco activa del gen MAOA tendían a demostrar un elevado nivel de hostilidad.
Este gen, que se ubica en el cromosoma X, está asociado con la inclinación a diversas conductas asociales, como las peleas, la portación y empleo de armas y la pertenencia a bandas y pandillas.
Los autores de la investigación señalan que las emociones negativas como la ira, la agresividad, la hostilidad, la ansiedad o los miedos juegan un papel importante en el comportamiento humano. Cuando son experimentados en la juventud, estos sentimientos pueden ejercer una importante influencia sobre el estado de ánimo general, las prioridades personales, el aprendizaje y otros procesos cognitivos.
"Estamos de acuerdo con muchos investigadores" en cuanto a que "el comportamiento hostil y el agresivo pueden coincidir con frecuencia, pero no siempre", mientras que "hemos analizado la hostilidad como una postura de oposición hacia el mundo alrededor", señaló Irina Abakúmova, decana de la facultad de psicología, pedagogía y defectología de la Universidad Técnica Estatal del Don (Rusia) y coautora del estudio.
Este comportamiento presupone "la presencia de actitudes, emociones y manifestaciones conductuales negativas" en forma de "agresión, negativismo y aislamiento", precisó la investigadora.
Y añadió que este nuevo trabajo puede resultar útil a la hora de elaborar métodos individuales de prevención de tendencias al comportamiento hostil basados en las cualidades particulares de la persona en lugar de emplear principios psicopedagógicos generalizados.
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