Arrecife 30/09/2018,Cadena Ser,JAVIER RODRÍGUEZ
El relato de un hijo de inmigrante, que luchó por tener una formación superior y devolverle a nuestro país lo que logró darle. Alí Ben Bashir es hijo del imán de Arrecife, es ingeniero y reside ahora en Inglaterra donde trabaja en la mayor plataforma de energía eólica offshore de ese país
Sentado en la arena de la playa de Famara, a la que tantas pateras han llegado, Alí Ben Bachir todavía siente que cuando fracasa, es por su color de piel o por su nombre. A la pregunta de si se ha sentido discriminado, responde, “me gustaría decirte que no, pero mentiría”. Es el menor de los ocho hijos de Larosi, el Iman de la mezquita de Arrecife que visitan los cientos de fieles al Islam que viven en Lanzarote.
Alí nació en el seno de una familia de inmigrantes en el barrio más humilde de la capital, Argana. Es el único de sus ocho hermanos que nació en Lanzarote y él único que tuvo la oportunidad de salir a estudiar. Actualmente trabaja en la mayor planta de energía eólica marina del mundo, en Inglaterra. Es ingeniero superior y su tesis es un proyecto para instalar placas solares en los pueblos rurales de África, a los que todavía no llega la electricidad.
“Me siento afortunado porque dentro de las condiciones complicadas en las que ha vivido mi familia, soy el más afortunado por ser el último”, explica Alí. Cuatro de sus hermanos nacieron en París, donde trabajó su padre antes de llegar a Lanzarote tras emigrar de Marruecos. Cinco de los hermanos de Alí completaron el bachillerato en Lanzarote con notas impecables, pero nunca pudieron salir a estudiar. “Cuando tienes ocho hijos y eres inmigrante la situación es muy complicada, no se puede enviar a todos ellos a estudiar a Las Palmas o a Madrid”, explica Alí.
Si hay un ejemplo de integración y de la capacidad de aportación de los inmigrantes a la sociedad es el suyo. A pesar de haber nacido en el seno de una familia numerosa de inmigrantes en un barrio humilde, hoy trabaja en la planta de tecnología eólica marina off shore más grande del mundo, en Inglaterra. La tecnología limpia más puntera en el mundo, que todavía está en pruebas en Canarias. Con la capacidad de producción que tiene la central en la que trabaja Alí podría abastecerse a más de la mitad del archipiélago.
Bachir está convencido de que las personas que piensan que los inmigrantes “vienen a quitarnos el trabajo” están movidas por el miedo. Para él, un mundo diverso en el que quepamos todos, es posible si no tenemos miedo al que es diferente. “Comprendo a los que dicen que los inmigrantes vienen a quitarnos el trabajo, es lo primero que uno piensa y es un pensamiento normal del ser humano, cuando ves algo diferente lo primero que haces es sentir miedo. Pienso que tenemos que ser mucho más abiertos”, explica. “Por mi experiencia, los inmigrantes hacen el trabajo que la gente local no quiere hacer”, explica Alí. “Si sales de tu país es porque no te queda opción, muchísima gente arriesga su vida y si lo hacen es porque están realmente mal donde están”, añade.
“Los canarios somos buena gente y somos gente bastante abierta”, dice Alí. “Mi familia actualmente está bastante cómoda y agradecida a los canarios, a los conejeros y a los españoles por habernos dado una segunda oportunidad”. “La diversidad nos permite ser mejores y mucho más competitivos”, explica. Además, asegura que le “gustaría volver a Lanzarote y hacer algo grande, algo que beneficie a la sociedad local, como un gesto de agradecimiento por la deuda que tenemos con la isla”.
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