El tiempo ha pasado, internet está en todas partes, el terrorismo hace años que trata de adueñarse de la palabra de Dios y los muftíes, los líderes espirituales del islam, saben que o renuevan su mensaje o perderán su sitio y dejarán de ser referentes para los jóvenes musulmanes.
Los muftíes son clérigos formados en las leyes del islam: guían espiritualmente a los musulmanes en cuestiones religiosas y mundanas y lo hacen con fatuas o fetuas (fatwa), edictos religiosos, que algunas veces orientan, otras crean controversia y en ocasiones dan pábulo a extremistas en busca de legitimidad en la palabra sagrada.
A lo largo de toda la semana y hasta hoy, grandes muftíes de 73 países han debatido en El Cairo cómo actualizar su forma de hablarle a los musulmanes.
"Nuestra principal preocupación en esta reunión es redefinir la fatua, reclamarle la fatua a los radicales", indicó a Efe Ibrahim Negm, asesor del gran muftí de Egipto, Shauqui Alam, anfitrión y uno de los líderes más importantes del mundo islámico.
"Nuestro propósito es revisar la tradición, el legado musulmán. Libros que fueron escritos hace cientos de años queremos releerlos de nuevo a la luz de los asuntos actuales. Vivimos en el siglo XXI, vivimos en un valle global y esto ha impactado en las fatuas", dijo.
"No podemos emitir fatuas basadas en libros escritos hace cientos de años", agregó.
Negm habla en tono académico, reniega de la radicalización y asegura que el islam ofrece un mensaje de tolerancia y paz frente a la manipulación de los extremistas.
"Queremos llegar a musulmanes y no musulmanes, y decirles que lo que oyen y escuchan y ven sobre radicales hablando en el nombre del islam son pseudoacadémicos, no académicos sensatos", señaló, al asegurar que son los grandes muftíes los únicos representantes de la comunidad en todo el mundo.
En su discurso inaugural, Alam recordó a todos los asistentes que el mundo entero les mira y espera los resultados de sus deliberaciones.
En ellas han abordado desde el trasplante de órganos al divorcio, pasando por las células madre o los mercados cambiarios y situación de la mujer.
En gran parte del mundo musulmán madres, hijas y hermanas sufren para incorporarse al mundo laboral o el educativo e incluso no tienen reconocido sus derechos o dependen de un tutor masculino, como en algunos países del Golfo.
Eso por no hablar del abanico de prendas, incluidos niqabs o burqas, que deben usar para cubrirse.
"Ponemos énfasis en la esencia más que en la forma (...) la forma en que viste la gente es diferente de un país a otro. En los países del Golfo tienes una cierta forma de vestir, en Egipto otra, en Turquía otra, en Europa otra. Esto se basa en costumbres y la tradición de la comunidad musulmana", señaló Negm.
"Sí, hay radicales; sí, hay gente que tiene visiones muy rígidas y muy conservadoras sobre la fe, pero nosotros presentamos un enfoque fresco, contemporáneo, moderno y este es el enfoque que queremos resumir en todas las partes del mundo", dijo.
Y a esa renovación se abrazan conscientes de que los muftíes ya no llegan a los jóvenes que se asoman al extremismo desde el teléfono que llevan en el bolsillo. "Sentimos que no estamos haciendo lo suficiente para llegar a los jóvenes", manifestó, al destacar que lanzarán un portal de internet para llegar a esa juventud.
Los muftíes son influyentes. En países como Egipto llegan a ser una referencia en la línea de decisión judicial y tienen que ser consultados, aunque sin carácter vinculante, sobre la aprobación de condenas a muerte.
A pesar de ello, el asesor del gran muftí aseguro que son independientes y que no hay presiones sobre ellos. "En absoluto, no tenemos ninguna presión de ningún Estado o Gobierno, incluyendo nuestro Gobierno en Egipto", aseguró.
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