Luciano Alonso, consejero de Educación en funciones de la Junta de Andalucía. JESÚS DOMÍNGUEZ
La Consejería de Educación deja en manos de los centros la decisión de reducir el horario
Los directores consideran que se "confunden" las competencias y se provocan divisiones
La LOMCE marca un mínimo de 45 minutos semanales de Religión para Primaria
Actualmente, los colegios andaluces imparten 90 minutos de Relgión a la semana
La decisión de la Consejería de Educación de dejar en manos de los directores de los colegios la decisión de si reducen o no el horario de Religión ha provocado una fuerte contestación por parte de los centros, que acusan a la Junta de no ejercer sus competencias y trasladarles un debate que -advierten- en vez de solucionar los problemas dividirá a la comunidad educativa.
La Asociación Andaluza de Directores de Infantil, Primaria y Residencias Escolares (Asadipre) se ha mostrado públicamente contraria a la dejación de la responsabilidad por parte del gobierno andaluz y ha pedido a la Consejería de Educación que modifique las instrucciones que obligan a los directores a tomar la decisión sobre la reducción o no del horario de Religión en Primaria.
La LOMCE, según recuerda Asadipre, establece que el horario para la materia de Religión será de 45 minutos por nivel a la semana en la Educación Primaria, dejando la posibilidad, a aquellos gobiernos autonómicos que lo consideren oportuno, de aumentar la carga horaria, en función de sus competencias transferidas.
En la actualidad, en los centros andaluces se imparten 90 minutos de Religión en Primaria, el doble de lo exigido por la LOMCE. El consejero de Educación, Luciano Alonso, anunció en su día que limitaría el tiempo dedicado en las aulas a esta materia al mínimo que le exigiera la ley. Ello suponía la reducción al 50 por 100 de las horas totales impartidas y, por tanto, un recorte también del personal necesario para dar la materia, lo que provocó la protesta de los sindicatos que representan a los profesores de Religión en Andalucía, unos dos mil.
El conflicto se aplazó temporalmente en la medida en que el Ministerio de Educación (de quien dependen los contratos de los profesores de Religión en Primaria) garantizó a los sindicatos que, para el próximo curso, 2015-16, se garantizaba la continuidad de la plantilla, con independencia de las horas finales que se impartieran.
Antes del 10 de junio
La Junta, en contra de lo prometido, descargó la responsabilidad de la decisión sobre los centros. Tal y como recuerda Asadipre, "algunas comunidades autónomas han decidido fijar el horario de la materia en el mínimo establecido por la reciente ley educativa". Sin embargo, la Junta de Andalucía, a través de la Secretaría General de Educación de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, en unas instrucciones emitidas con fecha de 24 de febrero, "conmina a las personas que ejercen las direcciones de los centros educativos a que, antes del día 10 de junio, comuniquen a la Dirección General de Planificación y Centros el total del horario asignado a la materia de Religión en cada uno de los niveles de la etapa para el curso que viene, dejando pues en manos de las direcciones la responsabilidad de aumentar la carga horaria de la misma".
Para los directores representados en Asadipre, esta instrucción genera "confusión" en la aplicación de las competencias en materia educativa, ya que "se va a decidir una ampliación horaria y, por ende, las condiciones laborales de los trabajadores, en órganos de gobierno del centro de los cuales forman parte los interesados", lo que, a su juicio, obligará a tener en cuenta condicionantes "afectivos" que "distorsionarán" esa capacidad de decisión.
Además, los directores consideran que el hecho de que sean los directores los definan el tiempo que su centro dedica a la Religión, "creará problemas en las relaciones dentro de las comunidades educativas de los centros escolares e incluso a nivel local", ya que esa decisión puede "dividir a la opinión pública a favor o en contra por las diversas connotaciones que lleva asociadas". Asadipre considera, además, que algunos condicionantes como "las relaciones personales, las creencias religiosas y el sentimiento del deber" pueden influir de forma indeseada en la toma de decisiones de los centros.
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