Mónaco, 10/06/15,lainformacion.com
Mohamed Altrad -Foto: AFP
Mohamed Altrad es de origen beduino y ha sido nombrado el Emprendedor del Año por la empresa Ernst and Young.
Nacido en el desierto sirio en una tribu beduina, el origen de Altrad es humilde y duro: su madre murió en el parto, y fue criado por su abuela,
Es el emprendedor del año. El mejor de todo el el mundo para 2015, según la empresa Ernst and Young. Se llama Mohamed Altrad y tiene la historia de todo un superviviente, que ha contado a la BBC. Nacido en pleno desierto sirio, el origen pobre de Altrad, que nació en una tribu beduina, poco hacía presagiar su futuro, recogiendo premios en Mónaco y dueño de una empresa multimillonaria.
Hijo del jefe de la tribu, su madre, de origen pobre, murió en el parto: antes, su padre la había violado dos veces, dando lugar a dos niños. El primero, el hemano mayor de Altrad, fue asesinado a manos de su propio progenitor. Altrad fue criado por su abuela, que preveía un futuro para él: sería pastor, por lo que no tendría que ir a la escuela. ¿Qué necesidad tenía de libros, si su destino ya estaba prefijado?
Pero la curiosidad pudo con Altrad, y insistió tanto en su deseo por aprender, que consiguió ir al colegio: llegó a sacar las mejores notas del curso. Acosado por sus compañeros de clase, que no querían ver cómo un humilde pastor sacaba más nota que ellos, le llevaron en volandas al desierto y le tiraron a un agujero.
Instinto de supervivencia
Y fue en ese momento cuando su suerte empezó a cambiar: su instinto de supervivencia le llevó a salir, y una pareja sin hijos lo acogió en la ciudad de Raqqa, precisamente una ciudad que está en manos de Estado Islámico, algo que apena profundamente a Altrad. Allí vivió y siguió yendo a la escuela hasta ganarse una plaza en la Universidad de Kiev, sólo para que le dijeran que el curso estaba lleno.
Así, marchó a la Universidad de Montpellier, en Francia, sin saber nada de francés. Se sacó el doctorado en ciencias informáticas, trabajando después para diversas empresas. Incómodo, prefería estar a cargo de su propio destino: fundó una empresa que fabricaba ordenadores portátiles. Y de allí no paró. Vendió su empresa y compró una empresa de andamios prácticamente en quiebra: le dio la vuelta y comenzó a ganar dinero.
Ahora, tras la compra de muchas compañías: en 30 años, tiene a 170 empresas bajo el nombre de Altrad. Pero con humildad: sabe de donde viene, y su pasado lo empuja hacia adelante: "Nunca ha sido por el dinero", recoge la BBC, "estoy intentando hacer una empresa humanista para hacer feliz a la gente que trabaja para mí". Siempre se ha preocupado por tratar bien a sus empleados, a los que hace firmar una hoja de principios cuando se unen a la empresa.
Cuando le llegó la hora de disfrutar de su éxito profesional, ha procurado que no se le suba a la cabeza. Trata que las empresas que compra mantengan su personalidad. "Una empresa es una identidad, un pedazo de historia, unos clientes... procuro no remodelar las empresas que compro para estandarizarlas. Eso va contra mi concepto del negocio".
"¿Es usted feliz ahora?", le han preguntado. Y contesta que no. "Tengo una deuda en la vida que nunca será capaz de pagar: mi madre, que tuvo una vida muy corta, tal vez 12 o 13 años, que fue violada, que vio morir a su hijo y que murió el día que yo nací".
Por eso, mantener vivo el espíritu de su madre es la mayor motivación de Mohamed Altrad, Empresario del Año.
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