Ankara,14-01-2015,Hispanatolia
Ankara denuncia que Moscú sigue persiguiendo y marginando a la minoría tártara que habita la península, que Rusia se anexionó en 2014, pese a las promesas que el propio Putin hizo a Turquía el pasado diciembre. Ankara ha acusado a las autoridades rusas de no cumplir las promesas y garantías respecto a los derechos de la minoría tártara en la Península de Crimea, que Moscú se anexionó tras un referéndum secesionista celebrado el año pasado.
Así lo sostuvo el ministro de exteriores turco Mevlüt Çavuşoğlu, quien en declaraciones a la agencia de noticias Anatolia recordó las promesas que el propio presidente ruso Vladimir Putin le hizo a su homólogo turco Recep Tayyip Erdoğan durante la visita que aquel realizó a Turquía el pasado diciembre.
Según el canciller turco, dichas garantías habrían incluido la concesión del estatus de lengua oficial al tártaro y una participación en el gobierno regional de Crimea de esta minoría –vinculada étnica y culturalmente con los turcos y que profesa la fe musulmana-, entre otros derechos.
“Deberíamos estar viendo la implantación de estas promesas; pero tengo que decir con tristeza que estas promesas no se han cumplido” dijo Çavuşoğlu, anunciando que Turquía enviará una delegación de observadores para estudiar la situación en la región y los problemas de los tártaros, de los que Ankara se considera históricamente su garante. “Rusia es nuestra amiga, pero si hacen algo mal tenemos que decírselo”, subrayó el ministro.
Según Çavuşoğlu, las autoridades turcas le habrían entregado a Rusia dos listados con miembros de la comunidad tártara que han sido perseguidos por reunirse con Mustafa Cemiloğlu, un líder tártaro que Moscú considera un aliado de Kiev y que tiene vetada la entrada a Crimea desde el pasado año.
Aunque estrechos aliados económicos (Rusia es el segundo mayor socio comercial de Turquía después de Alemania), Ankara y Moscú mantienen y reconocen notables diferencias en temas de política exterior, incluyendo los conflictos en Ucrania y Siria.
Turquía se alineó desde el principio con los países occidentales y sus aliados de la OTAN en su rechazo a la anexión unilateral de Crimea –formalmente una región de Ucrania- por parte de Rusia, y desde entonces ha mostrado su inquietud por el futuro de la minoría tártara de esta estratégica península al norte del Mar Negro. “Tener buenas relaciones con Rusia no significa que vayamos a reconocer la anexión de Crimea y lo que (Rusia) ha hecho en Ucrania”, insistió el ministro de exteriores turco.
Crimea fue parte del Imperio Otomano hasta su conquista a finales del siglo XVIII por parte del Imperio Ruso. Habitada históricamente en su mayoría por tártaros -un pueblo túrquico emparentado histórica, étnica y culturalmente con los turcos, y que profesa también el Islam sunní-, éstos fueron acusados por el régimen de Stalin de colaborar con los nazis, lo que supuso que fueran deportados masivamente en los años 40 hacia Asia Central, en un proceso en el que cerca de un millón de ellos murieron.
Tras décadas de estigmatización y marginalización, se estima que actualmente quedan sólo unos 300.000 tártaros en Crimea, aproximadamente entre el 12% y el 15% de la población de la península: una minoría que sigue apoyando a las autoridades de Kiev y que boicoteó el referéndum independentista celebrado en marzo de 2014 ante el temor a sufrir nuevas persecuciones por parte de la mayoría étnica rusa de la región.
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