Varias personas mayores, en un parque de Bolueta.Varias personas mayores, en un parque de Bolueta. / Borja Agudo
El proceso afecta tanto a los grandes núcleos urbanos como a los pequeños municipios
Euskadi es una de las comunidades más envejecidas de España. El 20,7% de su población -es decir, uno de cada cinco ciudadanos, 449.867 en total- ya ha cumplido los 65 años. Esa cifra supone cuatro puntos más que en 2006, rebasa en 2,5 la media nacional (18,2%) y sólo es superada por Castilla y León, Asturias y Galicia, según el último informe demográfico elaborado por el Instituto Vasco de Estadística (Eustat). El fenómeno es generalizado en los tres territorios y afecta tanto a las principales ciudades como a los municipios más pequeños. Veinte localidades, la inmensa mayoría de pequeña dimensión y ubicadas en zonas rurales, incluso sobrepasan el listón del 25% de mayores de esa edad. De todas ellas, las únicas excepciones a ese patrón son Portugalete y Basauri dos localidades con más de 40.000 habitantes y un 25,1% en ambos casos.
Un dato resume este imparable proceso: por cada menor de 16 años hay 1,4 personas con al menos 65 años. Esta situación es fruto de una creciente esperanza de vida -85,4 años años de media entre las mujeres y 78,9 entre los hombres en el País Vasco- y también de una alarmante baja tasa de natalidad. En el primer semestre se registraron 9.913 nacimientos, con un repunte anual del 4,4% que rompía una larga tendencia a la baja. Pese a ello, los bebés llegados a este mundo no bastaron para compensar las 10.639 defunciones sumadas ene se periodo. De hecho, el País Vasco verá reducida este año su población en 6.072 personas, según las estimaciones del Eustat.
Más mayores equivale a un gasto más elevado en sanidad, bienestar social (residencias, centros de día...) y pensiones, entre otros aspectos. Y a menos ciudadanos en edad activa y, por tanto, capaces con su trabajo -y los impuestos que este genera- de sostener el Estado de Bienestar. ¿La situación es alarmante? Enrique Morán, responsable de las estadísticas sociodemográficas del Eustat, opina que no, a pesar de que todos los indicadores señalan que se agudizará a corto y medio plazo. "Las consecuencias no son tan trágicas como se piensa”, explica. “Estas personas mayores de 65 años saldrán del mercado laboral, pero serán sustituidas por terceros. No andamos escasos de gente capacitada y deseosa de ocupar estos puestos", apunta. Además, si mejora la economía, “como es de esperar”, el sector de los servicios sociales “va a ser una gran oportunidad para encontrar un empleo y una actividad gratificante para muchas personas", sostiene.
Algunos economistas advierten, no obstante, que la Seguridad Social necesitará nuevas reformas, que reducirán el importe de las prestaciones que cobren los futuros jubilados, para hacer sostenible el sistema en las próximas décadas.
Relevo generacional
Aunque el envejecimiento de Euskadi es generalizado, resulta especialmente palpable en Bizkaia, que concentra el mayor nivel de residentes con más de 65 años (21,22%), seis décimas por delante de Gipuzkoa y a una considerable distancia Álava (19,02%).
De los 251 municipios que tiene Euskadi, 91 superan la media del 20,7% de mayores de 65 años. Entre ellos figuran Bilbao (23,2%) y San Sebastián (22,2%) y Barakaldo (21,7%), tres ciudadades que reúnen al 29% de los residentes en todo el País Vasco. Sus cifras son semejantes a las de Getxo (21,1%), Sestao (24,4%), Santurtzi (21,8%) o Llodio (23,2%). Sin embargo, Vitoria se encuentra muy por debajo con un 19,1%.
Una veintena de localidades rebasan el listón del 25% de ciudadanos que ya han cumplido los 65 años. En la mayoría de los casos se trata de pequeñas poblaciones rurales. Entre ellas figuran las alavesas de Lagrán (39,8%), Valle de Arana (39,2%), Moreda de Álava (29,9%). En Bizkaia sobresalen Elantxobe (32,1%), Ereño (29%) y Aulesti (27,5%). Gipuzkoa sólo incluye en este listado a Olaberria (28,8%).
En alguno de estos pueblos peligra el relevo generacional y, salvo que se produzca un cambio demográfico sustancial e imprevisible ahora, están condenados a quedarse desiertos de lunes a viernes y renacer en verano y los fines de semana con la llegada de los vecinos que han marchado a la capital. "En estos pequeños municipios hay, lógicamente, mayores posibilidades de que se produzcan desequilibrios poblacionales porque se han ido agrupando personas que ya no están en edad de tener hijos y porque hoy en día se vive más tiempo y los mayores envejecen de una forma cada vez más activa", explica Morán.
“Vitoria concentra el 85% de la población de Alava pero la provincia tiene muchas localidades pequeñas en las que cualquier fenómeno demográfico supone un desequilibrio”, añade. “En el caso de Gipuzkoa, el poblamiento es más equilibrado porque hay un grupo de municipios con un tamaño intermedio”. En algunos municipios del Gran Bilbao se ha producido “una cierta recesión demográfica”. “Experimentaron un gran aumento poblacional con motivo de las migraciones, pero la crisis y el cambio de modelo económico ha supuesto en varios de ellos un descenso de población”, señala el responsable del Eustat.
En Bizkaia sobresalen Elantxobe (32,1%), Ereño (29%) y Aulesti (27,5%)
Si en el conjunto de Euskadi por cada menor de 16 años hay 1,4 mayores de 65, esta relación es superada por 80 municipios. En algunos pueblos la cigüeña dejó de llegar hace muchos años y se produce una desproporción preocupante. Es el caso extremo de Lagrán, donde hay un adolescente o niño por cada ocho personas mayores. Otro ejemplo, el Valle de Arana que tiene un menor de 16 años por cada cinco jubilados. Tampoco anda sobrada de juventud Elantxobe, con cuatro mayores por cada adolescente o niño. Los tres municipios tienen en conjunto 823 vecinos.
Los más jóvenes
Los pueblos que pueden presumir de concentrar más juventud en sus calles son tres guipuzcoanos -Larraul, Irura y Altzo- y un alavés, Alegría-Dulantzi. En los cuatro casos hay más de dos personas de hasta 15 años por cada vecino con 65 o más. En algunos ejemplos, eso sí, la optimista curva demográfica se explica, como en el pequeño pueblo de la Llanada Alavesa, por la existencia de urbanizaciones de chalets a los que se han trasladado familias que trabajan en la capital. "En los últimos años se han construido muchas viviendas nuevas, lo que ha posibilitado que la población se asiente en municipios muy pequeños. Es suficiente con que se levante una urbanización nueva para que un pueblo vuelva a revitalizarse e incluso a ampliarse", señala Morán.
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