EFE Ulises Ruiz Basurto
El Gobierno de México ha dicho que tomará el control de la seguridad en Michoacán, estado que desde hace varios días se encuentra sumido en la violencia debido a los feroces combates entre cárteles del narcotráfico y grupos de autodefensa.
"Vamos a contener la violencia en Michoacán", dijo Osorio Chong instando a los grupos de autodefensa que operan en ese estado a "regresar a sus lugares de origen y reincorporarse a sus actividades cotidianas".
Los analistas descartan que ese paso vaya a ser fácil, y así lo han confirmado dirigentes de los grupos de autodefensa: si se desarman y vuelven a sus comunidades, pueden ser asesinados, por lo que primero deben ser desarmados los narcotraficantes. "Ni de broma se van a desarmar. Ni de broma se van a retirar a sus comunidades", dijo a la agencia EFE Alejandro Hope, del Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO).
La semana pasada hubo enfrentamientos, cortes de carreteras, incendio de vehículos y asaltos a militares y policías y concluyó el pasado viernes con una banda de encapuchados que prendió fuego a la alcaldía de Apatzingán. La violencia en Michoacán alcanzó uno de sus picos el lunes 6 de enero, cuando habitantes de Parácuaro quemaron autobuses de pasajeros como medida de presión para que el Ejército sustituyese a los grupos de autodefensa.
Ante la incapacidad de acabar con las cárteles, el año pasado se multiplicaron los llamados grupos de autodefensa, principalmente en las zonas rurales de México, cuyo único objetivo es, de acuerdo con sus proclamaciones, "extirpar el crimen organizado ante la indiferencia del Gobierno y las fuerzas de seguridad".
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