En Italia, ejercer de 'pizzaiolo', preparando hábilmente el plato nacional, fue una maestría que durante décadas garantizaba a los italianos un buen trabajo. Sin embargo, debido a la crisis, la realidad es actualmente muy distinta. "Cuando vives en la calle, el sobrevivir ocupa la mayor parte de tu tiempo. Una simple ducha es todo un reto. Uno necesita muchísimo tiempo para cuidarse como una persona normal. Terminas el día cansadísimo y desesperado", explicó Marco a RT.
La economía italiana está en la recesión más larga desde la Segunda Guerra Mundial. Esta situación ha dejado a más del 12% de los adultos sin trabajo, 4 de cada 10 jóvenes no tiene empleo y no existe información precisa sobre la cifra de indigentes. Los italianos ya llevan varios años escuchando que su situación económica mejorará, pero para muchos eso no es fácil de creer. En la capital, cada vez son más los que están obligados a vivir en los rincones más oscuros y hostiles de la ciudad y la cantidad de comedores sociales cerca de la estación de trenes de Termini se ha multiplicado.
"Hace dos años alrededor del 55% de los que venían aquí eran extranjeros y el 45% italianos. Hoy en día tenemos un 65% de italianos y un 35% de inmigrantes. Las cosas están cambiando", señaló Pietro Zezza, un voluntario de la organización benéfica Cáritas en Roma. Los voluntarios de Cáritas que traen comida a esta gente tratan de llamar la atención de las autoridades y piden que se tomen medidas para solventar el problema cuanto antes. Un tercio de los niños italianos está en riesgo de pobreza y carece de productos básicos para llevar una vida sana, denuncian.
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