sábado, 6 de septiembre de 2008

El Duero tiene vistas a La Meca

Los musulmanes residentes en Zamora inician su mes sagrado, el Ramadán, lejos de su tierra y sin disponer de una mezquita en la que poder orar

Zamora,06-09-2008,laopiniondezamora.es,LORENA SÁNCHEZ.

El deber del ayuno no es obligación de todos los islámicos. Zamora
Este periodo de tiempo corresponde con el noveno mes del calendario musulmán, el mes sagrado para los creyentes, denominado Ramadán. Durante esta época del año, los fieles guardan ayuno desde el alba hasta la puesta de sol y además, dedican una mayor parte de su tiempo a la oración y reflexión, esperando recibir una compensación por parte de Dios. A lo largo de esta "limpieza" del espíritu, debe estar presente en todo momento la intención de resistir la tentación y no pecar. Ser musulmán, adulto, no padecer ninguna enfermedad no curativa, no estar de viaje y permanecer libre de la menstruación o hemorragia del parto, son requisitos indispensables para poder hacer el Ramadán durante este mes tan significativo.

El 1 de septiembre ha sido una fecha clave para muchos, la gran mayoría regresaron a sus oficinas, otros cuántos, desafortunadamente, se unieron a la cola del paro, también comenzaron las promesas y buenos propósitos a pie de gimnasio y dieta milagrosa, los preparativos para el cole y? el ayuno. El ayuno, si, pero no por la crisis, sino por Alá. El primer día de septiembre, coincidiendo con el noveno mes del calendario musulmán, comenzó el Ramadán. Aunque el más conocido es el que realizan los musulmanes, en otras religiones también se proponen este tipo de ejercicios con el fin de purificarse y fortalecer el espíritu, aprovechando la oportunidad de «ser perdonado por Dios».

El noveno mes del calendario musulmán, es una de las épocas más importantes del año para ellos. En este tiempo, además del ayuno, se realiza una dedicación exhaustiva a la reflexión, oración, acercamiento a Dios, así como de ayuda y solidaridad con los más necesitados. El ayuno es un «utensilio» de protección para los musulmanes, durante su práctica, se sienten fortalecidos y resisten la tentación con mayor capacidad.

A pesar de que «los medios de comunicación tienen muy bien informados a los españoles», como dice Halip, «aún hay mucho desconocimiento hacia el tema». Todavía hay quien piensa que el Ramadán es un periodo de «ayuno absoluto», de ahí que tachen de locura «eso del Ramadán». Halip, que lleva 30 años en España, asegura que aún así hay muchos que lo respetan e incluso «otras religiones comienzan a compartirlo». «El Ramadán es ayuno de sol a sol» pero llevando el ritmo de vida con normalidad. «En los años ochenta, junto con mis compañeros, trabajábamos en las ferias de los pueblos hasta las 3 o las 4 de la madrugada y de ahí nos íbamos a preparar el mercadillo por la mañana, con mucho calor» y todo eso ayunando, pero aún así, afirma que «el Ramadán es mucha cosa».

El Ramadán supone la abstinencia, durante las horas de sol, de todo aquello que pueda romper la meditación, ya sea comida, bebida o relaciones carnales, y, ante todo, mantener siempre presente la intención, «tanto en la mente como en el corazón». «Sobre todo, hay que ayunar de aquí»-dice Halip señalándose la lengua-«Una vez le preguntaron al profeta Mahoma, quién era la persona más cercana al infierno y él contestó, que todo aquel que poseía lengua», explica Halip convincentemente, asegurando que todos acabamos cayendo en la tentación, envidiando y criticando al prójimo.

Este vendedor asegura que, habitualmente, fuma más de un paquete de tabaco diario, pero durante este periodo de ayuno y reflexión, consigue reducirlo «a un par de cigarros al mediodía, aunque me aumenta el mal genio», confiesa entre risas.
Uno de los pilares fundamentales durante esta etapa es el rezo, practicado por los musulmanes cinco veces al día. «Se puede rezar en cualquier sitio de la casa que esté limpio, excepto en el baño», explica Mustafá, que lleva 6 años en España y es propietario de un comercio en la urbanización de Los Almendros, desde hace un mes, aproximadamente. El comerciante asegura que antes disponían de una mezquita en la calle de Obispo Nieto, pero ya no cuentan con ella, además, no consiguen unirse para conseguir una, «y es una lástima, porque una sociedad musulmana sin mezquita, es una sociedad muerta», reafirma. A pesar de trabajar rodeado de comida, Mustafá asegura que no tiene problema para seguir el Ramadán, ya que está «acostumbrado», además, este periodo le permite mantener más horas abierto su negocio, ya que no comen al mediodía.

Estas fechas del año repletas de significado para los musulmanes, despiertan la añoranza por la tierra madre de todos aquellos que un día decidieron «cruzar el charco» para «ganarse el pan». «Vivir allí el Ramadán es mucho más bonito. Yo antes solía irme a mi país durante ese mes para poder seguirlo, pero ahora tengo a mi hijas estudiando y no me lo puedo permitir», confiesa Halip.

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