Córdoba,24/02/2019,abc,es,Félix Ruiz Cardador
Fachada y torre del convento de Santa Clara de Córdoba, en la calle Rey Heredia - Valerio Merino
Fracasan los intentos de restaurar un edificio sagrado desde que fue iglesia tardorromana
«EL alminar más esbelto que se conserva en Córdoba». Así define el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico la imponente torre del viejo convento de Santa Clara, situado en la calle Rey Heredia y junto a la actual sede del Imtur. Un cenobio histórico, ya que fue el primero de carácter femenino que hubo en la ciudad tras la entrada de los cristianos en el siglo XIII, y en cuyo edificio se acumulan las distintas fases del devenir de la urbe. Quizá sea ahí donde radica su principal valor: en que fue primero iglesia tardorromana, luego mezquita califal en tiempos de Almanzor y posteriormente convento de la orden franciscana de las clarisas.
Desacralizado en la desamortización de 1868, se usó como cuartel de Infantería y pasó luego a manos privadas, por lo que fue segregado. Casi un siglo más tarde, ya en el franquismo, lo adquirió el Ayuntamiento y se convirtió en el colegio mixto Julio Romero de Torres, con proyecto de adecuación del arquitecto municipal Víctor Escribano Ucelay. Ese pasado intenso, del que han escrito grandes historiadores cordobeses como Ramírez de la Casas Deza o el canónigo Manuel Nieto Cumplido, contrasta sin embargo con su situación actual: cerrado y sin proyecto conocido para su futuro uso.
Restos arqueológicos en el interior del convento de Santa Clara - Roldán Serrano
El convento de Santa Clara fue de hecho pasto de una exótica polémica a comienzos de los 80, con la democracia casi recién estrenada y con Julio Anguita en la Alcaldía. El por entonces regidor decidió ceder su uso a la Asociación Musulmana para que restableciese allí el culto islámico. Anduvo en esa historia un curioso personaje: Al Khattani, presunto consejero real saudí. Esta decisión de Anguita provocó fuertes fricciones entre el alcalde y el obispo del momento, José Antonio Infantes Florido. Finalmente se abortó la idea y el edificio volvió a su olvido ya habitual.
El siglo XXI trajo nuevos intentos y algunas obras de mejora, pues el histórico convento amenazaba incluso derrumbe. El primer intento serio fue en torno a 2005, cuando se restauraron algunas zonas y se entablaron negociaciones con la Fundación Caja Madrid para convertir este inmueble en el Museo de la Ciudad y Oficina del Casco Histórico. Las razones que se esgrimían tenían que ver con el propio pasado del cenobio, que aúna las diversas etapas de la historia cordobesa. La cifra de la que se habló fue de tres millones de euros, pero aquello no fructificó.
Arcadas en una de las zonas del convento de Santa Clara de Córdoba - Roldán Serrano
Lo mejor de esa intentona fallida fue sin embargo el magnífico trabajo que la arquitecto María Teresa Pérez Cano realizó por cuenta del Ayuntamiento y de Caja Madrid. Una memoria de 77 folios en los que se compendian todos los estudios realizados hasta esa fecha sobre el inmueble y que permite conocer todas las etapas de su historia. Incorporaba ese estudio numerosos planos sobre su evolución, lo que permite hacerse una buena idea de lo que debió ser el convento, de unos 4.500 metros cuadrados. El cenobio, que conservó el viejo minarete de la mezquita con la incorporación de un cuerpo de campanas, tuvo iglesia, refrectorio, huerta, dormitorios para las religiosas, baños, leñera y también un surtidor de agua al que acudían a diario numerosos cordobeses.
Una década más tarde de esa penúltima intentona fallida, el Ayuntamiento, en manos por entonces del Partido Popular, volvió a interventir en Santa Clara. Luis Martín, entonces concejal de Urbanismo, recuerda que en ese periodo se restauró la fachada del convento, que es uno de los elementos más valiosos y singulares, mientras que se arregló la escalera de la torre para que pudiese ser visitable. Martín lamenta sin embargo que, tras el cambio de gobierno en 2015, esta iniciativa no tuvo continuidad «y nada se ha vuelto a decir de ella ni en Urbanismo ni en Vimcorsa».
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