jueves, 21 de febrero de 2019

Miedo al islam

Barcelona,20/02/2019,elperiodico.com/Eugenio García Gascón


Intelectuales occidentales articulan un discurso que remueve las aguas de Europa contra los musulmanes

Murad Hofmann, un católico alemán que abrazó el islam, ha narrado en detalle su proceso de conversión. Ha destacado en uno de sus libros que los intelectuales occidentales sienten una aversión profunda hacia el islam, y que lo habitual es desconocer absolutamente todo lo relativo a esa religión. Los intelectuales incluso presumen de su ignorancia en cuanto toca al islam, dice. Esto puede parecer una exageración, pero sin embargo es una realidad: los intelectuales europeos, en su inmensa mayoría, son incapaces de aportar a una discusión seria cuatro cosas coherentes sobre el islam, alejadas de los manoseados tópicos al uso que se leen o se oyen en los medios de comunicación. Quizá no van por ahí presumiendo en voz alta de su ignorancia, como dice Hofmann, pero casi. Ignorar los hechos notables de los musulmanes a lo largo de la historia es una situación común entre los intelectuales occidentales. ¿Cuántos serían capaces de exponer esquemáticamente la vida de Mahoma? ¿O cuántos serían capaces de presentar algunas de las innumerables contribuciones de los pensadores islámicos a la cultura occidental? Muy, pero que muy pocos.

En el mundo contemporáneo, el islam aparece encajonado bajo el epígrafe del terrorismo, particularmente en Catalunya, que es donde la derecha nacionalista ha relegado al islam, y por simpatía hasta las formaciones de la izquierda imitan a la derecha nacionalista. Las autoridades autonómicas mantienen una enemistad que raya con la obsesión con el islam, impidiendo que se construyan mezquitas, o evitando que los musulmanes den la murga con ideas ajenas al pensamiento único promovido desde las instituciones. Las ayudas institucionales acaban sistemáticamente en el campo del pensamiento único y no en campos que realmente las necesitan, como el de los musulmanes. A los intelectuales afectos se les colma de parabienes para hablar siempre de lo mismo y de paso para no hablar de otras cuestiones.

El trato en los medios de comunicación

Un estudio reciente realizado en Estados Unidos revela que los atentados que cometen musulmanes encuentran en los medios de comunicación una cobertura exagerada en relación a los atentados cometidos por no musulmanes. Concretamente, a los atentados cometidos por musulmanes la prensa les dedica más del 350% del espacio que dedica a los atentados cometidos por no musulmanes. No sé si en Europa hay estudios de esta naturaleza, no los conozco, pero es muy posible que los datos sean similares. En la mayor parte de los relatos, el islam aparece como una religión enemiga de Occidente y que desea su hundimiento. Esta visión, una línea que marcan intelectuales tan beligerantes y hostiles como los franceses Bernard-Henri Lévy y Alain Finkielkraut, encuentra eco en prácticamente todos los medios de comunicación españoles, gracias a la imitación de los intelectuales locales, quienes prefieren repetir lo que dicen esos dos franceses antes de examinar las cuestiones en profundidad dedicándoles tiempo y reflexión propia. 

De la misma manera que una buena parte de los políticos e intelectuales israelís consideran que el avance del islam en Europa constituye un peligro grande y directo para el Estado de Israel, muchos de sus colegas europeos piensan que el islam es un peligro directo para Europa. Ideólogos y líderes nacionalistas como el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, han emprendido una cruzada con el apoyo de Israel para restringir la inmigración de musulmanes y salvar el espíritu de Europa. Estos adalides dan cobertura a la agenda del miedo que articulan esos intelectuales, y remueven las aguas del Viejo Continente contra los emigrantes musulmanes y contra lo que no sea la quintaesencia de la Europa que quieren recobrar, una Europa tan refinada que no admite la llegada de inmigrantes musulmanes que pongan en peligro la civilización de Carlomagno, la Reforma o santa Teresa. Esos intelectuales únicamente transmiten miedo y frustración a su público, con la esperanza confesa de que perviva la civilización judeo-cristiana, pero su visión purista está condenada al fracaso.

De la misma manera que existe una lucha de algunos clérigos musulmanes contra Occidente, existe una lucha de intelectuales occidentales, judeo-cristianos para ser exactos, contra el islam. Cuando Benjamín Netanyahu advierte a Europa de que ponga fin a la inmigración de musulmanes está advirtiendo de que Europa puede dejar de ser la Europa sumisa que él tiene en mente, pero justamente los países y los continentes cambian a lo largo del tiempo, unas veces más rápidamente que otras. Y eso no es necesariamente malo, aunque así se lo pueda parecer a ciertos intelectuales con una agenda determinada.

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