Badajoz,12/11/2017,elperiodicoextremadura.com,Ascensión Martínez Romasanta
La intervención en esta construcción consiste en consolidarla y dejarla como un yacimiento. Los restos conservan decoración mudéjar, de la que no existen otros ejemplos en la ciudad
La obra de restauración y consolidación que está llevando a cabo el Ministerio de Fomento en la torre de Santa María está sacando a la luz una parte de la fachada de la catedral primitiva de Badajoz, dedicada a Santa María del Castillo o de la Sée, que empezó a construirse en el el siglo XIII y que hasta ahora se desconocía cómo podía ser. Según aportan los restos encontrados, se trataba de una fachada mudéjar con una decoración exterior con arquillos ciegos entrelazados muy característicos del mudéjar, del que no existen otras muestras en Badajoz, pues lo más próximo está en la iglesia parroquial de Galisteo. «Siempre hemos pensado que esta catedral era de poca monta, pero yo creo que podía tener su empaque», afirma la directora de la obra, Carmen Cienfuegos.
Cuando Alfonso IX de León conquistó Badajoz en 1230 ordenó convertir en catedral la mezquita del palacio del emir situada en el lugar más simbólico de la ciudad, en el punto más elevado. De la arquería de la mezquita solo quedan las bases de las columnas, que se conservan en el interior de la Biblioteca de Extremadura. Se desconoce aún con exactitud cuándo se construyó la catedral. Posteriormente se añadió la cabecera con triple ábside, con una capilla mayor semicircular y otras dos laterales, de las que solo se conserva la del Evangelio, con la advocación del Espíritu Santo, cubierta con una bóveda de crucería. La otra seguramente estaba dedicada a San Andrés y de ella solo queda la traza de los cimientos. El obispo Morales la reconstruyó en el siglo XV para una sacristía con tres dependencias superiores en forma de torre y una escalera exterior, que ocultó la fachada de la catedral, que era convexa, pero se regularizó la superficie para incorporarla a la estancia rectangular de la sacristía. De la capilla mayor se ha encontrado parte de una ventana mudéjar, que probablemente se cegó al construir una escalera anexa con otra ventana posterior, que desde fuera se ve decorada con lacería. Es la única decoración de lazo (líneas rectas que forman figuras) encontrada en la Alcazaba de Badajoz.
Tratamiento «científico» del exterior
En una época existió un campanario, sobre el que se siguió edificando y cuando se construyó en el siglo XIX el Hospital Militar, destruyeron la capilla desaparecida salvo la parte que estaba dentro de la sacristía. Cienfuegos asume que es muy complicado confirmar la cronología de todos los añadidos y cambios que ha experimentado la torre, que es un verdadero laberinto vertical. De hecho, la intervención consiste en consolidarla y dejarla como un yacimiento arqueológico.
La arquitecta reconoce que le está dando muchas vueltas a cómo podría ser la fachada de la catedral, de la que se conservan pocos metros. Según los restos aparecidos, la de la capilla mayor de la catedral tendría una base con un zócalo de granito, con impostas y puede incluso que unas mensulillas, con contrafuertes, ventanas muy alargadas y molduradas de ladrillo visto. En la capilla lateral es donde han aparecido unos arquillos ciegos decorativos, aunque no se sabe cómo sería la parte superior, ni tampoco la capilla de San Andrés. Todos los revestimientos del interior de la torre fueron muy picados por los militares, cuyas enlucidos se han levantado, pero aún quedan más fases debajo.
En la primera planta de la torre existe en el suelo un agujero que podría ser un aljibe. El proyecto contempla una pasarela para poder subir por la escalera que se ha despejado ahora porque estaba tapiada. También han aparecido aspilleras y ventanas que estaban ocultas.
Cienfuegos señala que la torre presentaba «patologías enormes». Encima de la capilla del Evangelio, de la que se están recuperando las pinturas, en el siglo XV se levantó una sala abovedada muy alta que presentaba grietas «que daban miedo», sujeta con puntales, que ya se ha consolidado bastante y se ha aligerado para proteger la capilla inferior. La arquitecta tiene la teoría de que el terremoto de Lisboa de 1755 afectó a esta iglesia, que diez años más tarde dejó de tener culto. Se levantaron los enterramientos y quedó como almacén hasta que un siglo más tarde llegaron los militares. En la Guerra de la Independencia, la torre recibió un impacto de bomba en la parte superior.
Paralelamente, también se está restaurando la torre de los Acevedo y en ambas han aparecido inscripciones, pinturas y esgrafiados que se están recuperando. Entre ellos, en la de los Acevedo es perfectamente visible en el exterior el dibujo de un árbol y la cabeza de un lobo o un perro. En la de Santa María hay escudos, como el doble que se ha hallado en el exterior del tramo superior, que seguramente era el de los Reyes Católicos, aunque sólo es perceptible una de las mitades.
Estas obras comenzaron en julio y está previsto que terminen en un mes.
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