domingo, 12 de noviembre de 2017

Diez años de cárcel para el ‘diablo’ de los marines

Washington 11 NOV 2017,elpais.com,JOAN FAUS


El sargento Joseph Felix junto a su mujer al salir de una sesión del juicio, el 31 de octubre RORY LAVERTY AP

Un instructor militar llamaba “terroristas” y metía en una secadora a infantes musulmanes en un centro de entrenamiento. Uno de ellos se suicidó.

El sargento Joseph Felix, de 34 años, creía estar por encima del bien y el mal. Era una suerte de diablo que campaba a sus anchas por el centro de entrenamiento de los marines en Parris Island (Carolina del Sur), emblema de la filosofía de dureza del cuerpo militar. Su ira iba dirigida sobre todo a infantes musulmanes. Era su peor pesadilla. Daba bofetadas en la cara a los aspirantes a soldados, los ahogaba, los llamaba terroristas y los metía dentro de una secadora que no apagaba hasta que rechazaran su fe musulmana.

Los abusos de Felix tuvieron un final trágico, que destapó una cultura de excesos e impunidad en Parris Island. Uno de sus subordinados, Raheel Siddiqui, un estadounidense de origen pakistaní, se suicidó en marzo de 2016. Tenía 20 años y no llevaba ni tres semanas de entrenamiento bajo las órdenes del sargento. Se tiró al vacío por el hueco de una escalera desde 11 metros de altura. Poco antes Felix le había obligado a correr y lo abofeteó cuando le pidió ausentarse porque se sentía enfermo. Los investigadores calificaron su muerte de suicidio.

Un año y medio después, Felix -padre de cuatro hijos y veterano de la guerra de Irak- ha pagado por sus abusos. Un juez militar lo condenó este viernes a 10 años de cárcel, sobrepasando los siete que pedía la Fiscalía, por abusar de más de una decena de subordinados, sobre todo de tres infantes musulmanes. Además, deberá devolver su sueldo y abandonar el Ejército. Su defensa presumiblemente recurrirá la sentencia.

El caso ha colocado ante un incómodo espejo al Cuerpo de Marines, que se enorgullece del sufrimiento de su proceso de admisión, inmortalizado en La chaqueta metálica, la película de Stanley Kubrick sobre un demoledor y tirano instructor en Parris Island durante la Guerra de Vietnam. El suicidio de Siddiqui ha revelado una falta de control en el centro de entrenamiento y ha abierto un debate sobre cuál debe ser el equilibrio entre el afán de disciplina militar y la prevención de abusos.

Compensación millonaria

Felix, según la Fiscalía, era la figura central de un grupo de instructores en Parris Island que abusaban de sus subordinados. Él se declaró no culpable y declinó declarar en el juicio. Fue apartado de los marines cuando se inició la investigación. Otras seis personas fueron acusadas de irregularidades y 11 recibieron castigos administrativos menores. La familia de Siddiqui reclama una compensación 100 millones de dólares al Cuerpo de Marines al poner en duda la conclusión del Ejército sobre que la muerte del joven fue un suicidio. La familia sostiene que el fallecimiento lo provocaron los instructores del centro.

“No estaba haciendo marines, estaba rompiendo marines”, dijo el fiscal, el teniente coronel John Norman, en el juicio de esta semana. Sostuvo que Felix abusó de los tres reclutas por su “fe musulmana”. La defensa del sargento esgrime que él no sabía que eran musulmanes. Pero las numerosas acusaciones ofrecen pocas dudas sobre su islamofobia.

Felix llamó “terroristas” a los tres infantes musulmanes, según los testigos citados por la Fiscalía. En una ocasión, forzó a uno de ellos, Ameer Bourmeche, a meterse dentro de una secadora industrial de ropa. La encendió y dijo que no la apagaría hasta que renunciara a su fe islámica. El exinfante testificó en el juicio que inicialmente se negó a hacerlo. Dos veces reafirmó que era musulmán y Felix y otro instructor lo metieron dentro del aparato en movimiento. Tras una tercera vez, al temer por su vida, el joven rechazó públicamente ser musulmán y entonces fue liberado de la secadora.

Hay más ejemplos funestos. En otro momento, Felix obligó a Bourmeche a simular que decapitaba a otro marine mientras recitaba en árabe “Dios es grande” en una alusión a las tácticas sádicas de los terroristas del Estado Islámico.

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