AFP / Guang Niu
Si el Ejército Popular de Liberación chino (EPL) entrara en guerra mañana, estaría usando un arsenal lleno de partes provenientes de algunos de los aliados más cercanos de Estados Unidos: Alemania, Francia y Gran Bretaña.
Los motores de jet británicos son también usados por la Fuerza Aérea china en sus cazabombarderos y aviones de ataque antibuques. El más reciente avión de vigilancia chino está equipado con radares de alerta temprana británicos. Algunos de los mejores helicópteros de ataque y de transporte de China se basan en diseños del gigante paneuropeo aeroespacial y de defensa Eurocopter.
Pero quizás el elemento más estratégico obtenido por China en su maratón de compras en el mercado de armamento europeo tiene que ver con los submarinos: los motores diésel de ingeniería alemana dentro de sus sumergibles, según escribe Reuters, en su serie dedicada al desarrollo militar del gigante asiático.
Emulando a las potencias emergentes del siglo pasado -Alemania, Japón y la Unión Soviética- China está construyendo una flota de submarinos de gran alcance, incluyendo las naves de fabricación doméstica de clase Song y Yuan. Los corazones de estos submarinos son los motores diésel de última generación diseñados por MTU Friedrichshafen GmbH de Friedrichshafen (Alemania). Además de 12 avanzados submarinos de clase Kilo importados de Rusia, estos 21 sumergibles de propulsión alemana son los caballos de batalla de la moderna fuerza de submarinos convencionales de China.
Con Pekín flexionando sus músculos alrededor de un territorio en disputa en el Mar de China Oriental y el Mar de China Meridional, los submarinos diésel-eléctricos de China son potencialmente la más seria amenaza del EPL hacia sus rivales estadounidenses y japoneses. Esta capacidad letal se ha construido en torno a la tecnología de motores robustos y fiables de Alemania, miembro esencial de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte liderada por Estados Unidos.
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