El centro se instalará en una céntrica lonja de Silvestre Ochoa. :: FERNANDO GÓMEZ
Los impulsores del centro musulmán alegan que se trata de un local cultural que cumple todos los requisitos legales
LAS FRASES
DETRACTORES «La presencia del centro nos genera incomodidad y no me agradaría que mi hija creciera con él»
DEFENSORES «En lugar de fomentar la integración, estamos estigmatizados como malditos moros»
La próxima apertura de una mezquita y un centro sociocultural musulmán en Castro ha suscitado inquietud entre un sector de los vecinos, que han llegado a recolectar firmas para impedir su inauguración. Desde el colectivo árabe Noor se responde a esta iniciativa asegurando que han cumplido los requisitos legales. De hecho, exhiben en el exterior del local la documentación que acredita su inscripción en el registro autonómico de asociaciones. Además, recuerdan a sus detractores que pueden oponerse al centro por vía judicial.
Sin embargo, la oposición frontal se difumina y cambia cuando los vecinos de la calle trasera de Silvestre Ochoa son consultados de forma individual. Algunos aseguran desconocer la apertura del centro. Otros se muestran partidarios.
Una mujer que en voz baja dice «lo que nos faltaba ya, esta gente», se retracta cuando es preguntada de nuevo, señalando que no será ella quien se oponga a la integración de los musulmanes. Otra residente, que en un principio manifiesta indiferencia, termina confesando que la presencia de árabes le genera incomodidad y que, por motivos de seguridad, no le agradaría que su hija creciese rodeada de ellos.
Anteriormente, la lonja estuvo ocupada por la DYA, de quien la vecina que vive justo en el piso superior afirma conservar un grato recuerdo, reconvertido ahora en malestar ante el desembarco de los nuevos inquilinos. En la administración de fincas, anexa al local, su responsable explica que el representante de una comunidad de vecinos se dirigió a él para expresarle el nerviosismo de los residentes, ya que su hermana es la propietaria de la lonja alquilada.
Los detractores también se han acercado al centro de estimulación temprana Brisbane, otro de los escasos negocios de la calle. Su dueña ha sido invitada a sumarse a las iniciativas contra el nuevo local, a lo que se ha negado al considerar «absurdo que el barrio esté revolucionado por algo que no debería causar esta preocupación».
«Un país democrático»
El representante de Noor achaca la ley del silencio impuesta en el barrio a la existencia de miedo hacia su colectivo: «Ni que fuéramos personajes de Halloween». No obstante, cree que el recelo está principalmente unido a su condición económica, ya que «si tuviésemos petróleo, caeríamos más simpáticos», asegura. Sólo recurren, sostiene, a «la libertad de culto que ofrece un país democrático como España», eludiendo cualquier comparación con la falta de tolerancia de países islámicos. «La mayoría somos marroquíes, y, por lo tanto, puedo hablar de mi país, que acoge a miles de españoles. Tan mal no se vivirá allí», asegura. Respecto a estados árabes vinculados al fundamentalismo sostiene que «nos quedan muy lejos, aunque reconocemos que se hacen cosas de mala manera. Somos personas absolutamente en contra de la violencia y el terrorismo».
La seguridad, insiste, estará garantizada en lo que a ellos respecta, «amonestando o expulsando a los miembros de la asociación que causen molestias». Vuelve a recordar la posibilidad de expresar el descontento a través de la Justicia, lo cual, remarca, no dudarán en hacer si se suceden los agravios contra el colectivo. Sin embargo, «la idea es fomentar la convivencia, la integración de los árabes en Castro. Estamos estigmatizados ya no como moros, sino como malditos moros, a pesar de que en muchos casos estamos mezclados con normalidad con españoles. No entendemos que seamos nocivos para el barrio», explica.
En el centro se rezará, pero no será la prioridad. «El objetivo es reunirnos y también enseñar el árabe a nuestros hijos, además del francés y hasta el inglés», afirma. Los niños serán introducidos en el Islam «para que puedan conocerlo y cuando sean mayores tengan la opción de seguir practicándolo si así lo desean». También se abren las puertas a cualquier interesado en conocer la cultura árabe. Ya cuentan, subraya, con varios socios españoles.
El presidente de Noor pretende desterrar mitos. «Conceptos como nuestra supuesta discriminación de la mujer son erróneos. Para nosotros, hombres y mujeres son iguales», explica. Como ejemplo, «el caso de mi mujer. Aunque ahora lleva velo, durante años ha renunciado a utilizarlo». Pero la presencia del Corán, a veces, se hace evidente en su conversación. «¿Los harenes? Es cierto que el hombre puede casarse con cuatro mujeres, a lo que ellas no pueden aspirar de ninguna manera. Lo dice la sagrada escritura. Pero con el tiempo las cosas cambian», afirma.
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