viernes, 2 de febrero de 2018

Patrimonio con alma

Córdoba,02/02/2018,diariocordoba.com,Julián Hurtado de Molina Delgado


Vista de Medina Azahara, ‘La Brillantísima’. - A.J. GONZÁLEZ

La candidatura española a Patrimonio Mundial de la Unesco en favor de la Ciudad Califal de Medina Azahara, supone un salto cualitativo sin parangón en la puesta en valor de un conjunto monumental único y singular de la arquitectura civil de la etapa histórica musulmana, como es este de al-Madinatu’z-Zahra’ «La Brillantísima». Sin duda, nuestra ciudad califal, representa la culminación de la exaltación del poder temporal del Califato de Córdoba, ya que conforme a la tradición islámica, el califa podía acuñar moneda y fundar una nueva ciudad que lo significase y destacase y en tal sentido en este majestuoso recinto de la corte califal, gozó de un fastuoso ambiente.

Abd-ar-Rahman III planificó la construcción hacia el año 936, dándose por cierta la fecha de inauguración de su mezquita en el 941, respondiendo a un programa de enaltecimiento progresivo de la monarquía cordobesa, pues al-Hakam II, tras el fallecimiento de su padre, continuó la obra hasta el 976.

Gracias a los estudios de Velázquez Bosco y Felix Hernández en el siglo XX, así como los prestigiosos estudios realizados posteriormente, es posible determinar la estructura básica de esta ciudad omeya, amurallada y provista de torres, que ya Al-Idrisi, en el siglo XII describió como planificada en tres terrazas de niveles decrecientes desde la falda de Sierra Morena, en cuya parte superior se alzaba el palacio con sus correspondientes jardines de inspiración persa, y en la parte baja, la medina propiamente dicha, situándose la mezquita en la zona intermedia. Los dos salones oficiales de recepción --el salón grande y el salón rico-- destacan por su planta basilical, su pórtico y la exuberante decoración. Sin olvidar que al-Madinatu’z-Zahra’ nos ofrece un vivo ejemplo de la interconexión de tipologías arquitectónicas y novedades ornamentales que posteriormente tendrán gran difusión en la arquitectura andalusí.

Encarna por tanto nuestra Medina Azahara el espíritu de esta Córdoba eterna, que generación tras generación ha venido transmitiendo su inmenso legado histórico. En suma, esta ciudad que brilla, simboliza, personifica e interpreta el alma de Córdoba. Entusiasma comprobar la unidad de toda la ciudad y provincia cordobesa en su apoyo y adhesión a la consecución de este inmenso honor, que sin duda tan positivo y beneficioso será para Córdoba, como supone el que un conjunto arquitectónico de tan singular significación como al-Madinatu’z-Zahra’ sea declarada por la Unesco como Patrimonio Mundial, en la única ciudad que en suma albergará cuatro elementos declarados por la misma como tales.

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