miércoles, 14 de febrero de 2018

El temor a padecer infarto es menor al del cáncer

Madrid,15.02.2018,(EFE).


Las enfermedades del corazón son la primera causa de muerte natural en España y una de cada cuatro personas ha sufrido un accidente cardiovascular directamente o en su entorno familiar, sin embargo, el temor a sufrir un infarto es menor entre la población al de padecer cáncer o enfermedades degenerativas.

Estas son algunas de las conclusiones de la encuesta "Salud cardiovascular y estilo de vida de la población española", promovida por la compañía farmacéutica AstraZeneca y presentada, que revela la escasa percepción de riesgo que tienen los pacientes cardiacos de su enfermedad.

Así, para el 82% de los encuestados el cáncer es la enfermedad que más grado de temor genera, por encima de las enfermedades degenerativas (78 %), el ictus (76 %) y el infarto (70 %).

Este informe cita estudios recientes según los cuales, uno de cada cinco pacientes que ha sufrido un accidente cardiovascular sufrirá otro infarto de miocardio, ictus o muerte cardiovascular en los tres años siguientes.

Sin embargo, según el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), Manuel Anguita, "existe una baja percepción del riesgo y de la gravedad de la enfermedad cardiovascular", algo que se puede deber a que hay muchos tratamientos eficaces para las enfermedades cardiovasculares y parece que nadie fallece, "pero esto es totalmente contrario a la realidad".

De hecho, 100.000 personas padecen un infarto de miocardio cada año en España y las enfermedades cardiovasculares causan la muerte de 63.812 mujeres y 53.581 hombres anualmente.

Sin embargo, un 28 % de las personas que han sufrido un infarto reconoce que no ha cambiado nada su rutina tras el accidente, frente al 72 % que asegura que su vida ha variado en algún aspecto tras sufrir un evento cardiovascular, y señala la mejora de sus hábitos de vida y el aumento de la dependencia como los principales cambios.

Según Anguita, aún hay un elevado número de pacientes que no son conscientes del elevado riesgo que existe de que se produzca un nuevo infarto.

"Las personas que ya han sufrido un infarto modifican sus hábitos de vida en una menor medida de la que deberían, ya que no están nada preocupados de dicho riesgo porque consideran que no afecta a su vida ni tampoco piensan que llevar una vida saludable es fundamental".

Por eso, Anguita ha abogado por hacer campañas de concienciación y educación por parte de los médicos, la administración sanitaria y las sociedades científicas. EFE

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